11 de Julio 2004

La sonrisa de un contorsionista

CONTORSIONISTA. Ostracòn de la bailarina acrobática.


Hace poco me vi reflejado por el espejo retrovisor del coche. Miraba de reojo al coche de atrás y a la vez a mi mismo. Me escondía detrás de unas gafas de sol, enseñando unos dientes blancos, tan blancos como los de un niño. Mis palas delanteras son relativamente más grandes que el resto de mis incisivos, pero no son ni mucho menos tan grandes como las palas de Dani, un niño que iba a mi clase y que se llevaron en mitad de la EGB. Dani era poseedor de las palas delanteras más grandes que he visto en mi vida. El chico debería tener complejo de Bugs Bunny, era casi imposible que cerrara la boca sin que se asomaran al menos las puntas de aquellos grandiosos incisivos. A menudo me imaginaba a Dani como si fuera un conejo en busca de una zanahoria, olisqueando entre la hierba, mordisqueando los tubérculos semienterrados en la tierra.

He conocido sonrisas amables, espontáneas, sonrisas forzadas, tímidas sonrisas, todas tienen su encanto, bueno, menos las forzadas. No es que quiera hacer un estudio sobre los dientes y las sonrisas, más bien lo estoy mezclando todo, pero creo que al igual que los ojos dicen mucho de uno, las sonrisas pueden decir mucho de las personas, las bocas en general, las comisuras de los labios que delatan ese punto amargo, ese punto de inocencia, ese punto de mala leche, son el reflejo de nuestra personalidad.

Cuando he dormido fuera de casa me he sentido como desprotegido sin mi cepillo de dientes, para mi, aunque se deba cepillar uno varias veces al día los dientes, el mejor momento para cepillarmelos es por la noche. En ocasiones a falta de cepillo en territorio comanche he tenido que usar mi dedo índice como sustituto de mi cepillo habitual, usando una pasta de dientes ajena claro.

Sigo teniendo los dientes blancos como los de un niño, pero eso no quita que se resienta mi columna vertebral cuando abuso de mis ejercicios diarios de contorsionismo. Y lo peor de todo, acabo de levantarme con un catarro de la ostia. Y encima, llueve.

Escuchando el clásico Summertime interpretado por The Zombies. Acabo de unir los cabos sueltos que tenía con este grupo, ¡pero si este grupo es la leche!. Resulta que conozco algunos de sus temas pero no sabía que eran ellos quien los tocaban. Recuerdan a The Animals con ese organillo tan característico. Escuchar She´s not there (la versionó Santana en su día), escuchar Time of the season (esta la conocéis todos, fijo), o sino escuchar Just Out of Reach / Come on Time. Esta gente eran y son jodidamente buenos.

Escrito por Burdon a las 11 de Julio 2004 a las 12:36 PM | TrackBack
Comentarios

¿Contorsionismo? ¿Dientes?... ¿Qué te has tomado añoche? ¿Tienes fibre?.

A mi me gusta lavarme los dientes por la mañana y salir de casa con la sonrisa fresca... Respecyo al contorsionismo, sabías que a los veintitantos todavía se puede aprender a hacer el pino, el puente y el pino-puente? Así flipé yo, haciendo acrobacias en dos mese de clases de Capoeira... luego tuve que dejarlo :( por circunstacias de hoarios, pero me gustaba mucho.

Un abrazo

Escrito por Luthien a las 12 de Julio 2004 a las 01:18 PM


Yo es que por las mañanas no soy yo, vamos, que mi cuerpo se levanta pero mi espíritu no está para muchas gaitas. Por eso gran parde de mi aseo personal lo hago de noche.

Dieron por la tele (para que luego digan que no dan nada bueno en la tele) una noticia donde contaban que había un lugar donde impartían clases de equilibrismo, de saltos, hacer el pino...cosas así, encarado para el circo. Salían gente más de todas las edades pero...dejemos paso a la juventuz...yo soy un palo reseco. :s

Un abrazote

Escrito por Burdon a las 12 de Julio 2004 a las 10:38 PM
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