Viento sur, hora de partir.
Unos vientos del sur me empujaron hacía el norte en busca de un poco de aire fresco. Lo que no sabía era que el calor me lo llevaría en mi maleta junto al equipaje. Han sido unos días muy soleados y calurosos para lo que es aquello. El recibimiento en Castro fue muy cálido, como siempre. El primer baño en el Cantábrico fue también cálido, el tiempo acompañaba al agua. Esa misma noche me volvieron a liar jugando al quinito, y acabé bebiendo tanto si ganaba como si perdía. La noche se alargó para el que la quiso alargar, para otros como yo nos retiramos a tiempo pensando en el madrugón que nos esperaba allá por las ocho de la mañana para coger sitio para la marmita.
Una vez nos establecimos como okupas con nuestro chiringuito empezamos a pelar patatas y todo lo que hubiera que pelar. Los baños al muelle se sucedían a la vez que se comían tortillas de patatas y choricillos calientes con pan. Sangría va sangría viene y un chapuzón más al agua. Los que pasábamos de estamparnos en el agua desde una altura de más de cinco metros nos metíamos en el agua desde la rampa de San Guillén, un opción más peligrosa si cabe por culpa del verdín del final de la rampa. Paseítos por los demás puestos y más catas de las sangrías de las otras peñas. Música a granel incluyendo el famoso Paquito el chocolatero, momentos de sentimientos encontrados tales como para inmortalizar con una foto o para taparse la cara con las manos. Después de la marmita y de la ración de cucamonas que se repartieron por doquier recogimos el chiringuito, nosotros y medio pueblo a la vez. Al final acabé haciendo planes con el guiputxi fan number one de Caetano Veloso para ver a otro artista de voz melodiosa, Jorge Drexler. El concierto era en la plaza nueva de Bilbao, en el corazón de la ciudad. Estuvo espléndido, le salió bien todo, corearon sus canciones, aplaudieron cuando hizo falta para acompañar una canción, hasta hicieron coros para una canción, fue emocionante ver como el artista y el público conectaban tanto. Al final uno acaba con una sensación de buen rollo general, una buena razón para que siga por muchos años en esto de la música. El ambiente de Bilbao se veía animado, me hizo gracia ver a un bilbaíno en un bar cantar canciones fiesteras en euskera, esa típica persona que canta y suelta chascarrillos sin parar, que parece que quiera ser siempre el centro de atención.
Al día siguiente partimos desde Mondragón hacía la costa guipuzcoana a ritmo de Bob Dylan, Caetano Veloso y demás genios en vida. El paisaje de la costa es espectacular con tanto verde y tantas montañas forradas en pastos verdes que invitan a dejarse caer rodando por aquellas laderas. Getaria sería nuestro siguiente parada. Raciones típicas del lugar y sidra va y sidra viene. Las conversaciones con este guiputxi son de los más trascendentales-musicales y de la vida en general en sus diferentes vertientes (que bien me ha quedado eso). Las tres botellas de sidra se me subieron a la cabeza una cosa mala, algo que se solucionó con un baño en la playa. Otro detalle curioso fue cuando nos cayó un tormentón y en vez de recoger las cosas y meternos en el coche, fuimos en la dirección contraria, como la del salmón. Nos zambullimos en el agua, tal vez pensando en lo que decía el Kiko en una de sus canciones.
Y estaba lloviendo, y yo me mojé, y una vez que llueve, ¿me voy a esconder?.
Donosti, ciudad eternamente engalanada, siempre lista para el paseíllo. Y allí estábamos, para dar un paseíllo. La feria la colocan en un enclave ciertamente privilegiado (como diría quién yo me sé), los cacharros de la feria se extendían a lo largo del paseo disfrutando así de unas vistas inmejorables de la ciudad. Su pequeño puerto, la playa de la Concha, el casco antiguo, que no lo es tanto. La catedral, las terrazas repletas de bellezones del norte, hacía tiempo que no veía tantas chicas guapas en tan pocos metros cuadrados. Cena foránea en el casco antiguo, pero muy de agradecer y volvamos por donde hemos venido, que nos conocemos, (véase maratón de licores extraños e espirituosos).
Los días se suceden con tranquilidad asistiendo a cursos de buceo ya de vuelta en Castro. Islares es otro enclave ciertamente privilegiado, en este caso para aprender a bucear, y encima era bonito. Hacía tiempo que no hacía saltar piedras en el agua. Que entretenimiento más simple y a la vez sin fecha de caducidad. Paseítos por el rompeolas. Visitas a las playas de Laredo y a Santander, repitiendo algunas rutas para los que no habían estado antes. Dormir del tirón noches enteras, soñar con los angelitos o las angelotas, todo un lujo para mi en verano. El jueves se torcieron los planes de hacer unas excursiones a la costa de Vizcaya, cayó la madre de todas las tormentas con algún susto que otro, pero la cosa se arregló y pudimos ver varios sitios como el mejor lugar donde pueden practicar surf en aquellas costas y ver las playas de Gorliz y otro pueblo que ahora no me acuerdo, todo muy majo. A la noche acudimos a la llamada del concierto de Fito y los Fitipaldis después de habernos estrujado los sesos para encontrar aparcamiento, pedirnos unos bocatas e intentar poder ver algo de los fuegos artificiales. No pude ver todo el concierto de Fito pero por lo que pude ver el tío domina con la guitarra y no se achica (y no va con segundas) sobre el escenario. Toca y canta igual que en el disco. Que ya es bastante. Por cierto, aquello estaba abarrotado de gente, como se nota que era gratis.
Y bueno, cuando me quise dar cuenta ya era hora de volver a casa, me refiero a la de Mataró. Especifico que casa porque allí donde me han acogido parecía como si fuera mi casa, tenía la posibilidad de entrar y salir libremente. Tenía conversaciones como si fuera uno más de la familia, todo resultaba muy natural y acogedor. Por eso, como no sé que hacer para compensar tanta hospitalidad puedo dedicar algunas palabras al aire, y quién quiera cogerlas que las coja, que están para eso.
Gracias al guiputxi enamorado de las melodías latinas, incomprendido a menudo en su cruzada, pero hospitalario y de buen hacer. Gracias a mi tati por esa vocación de payasita irremediable, pero a la vez siempre dispuesta a contribuir con las labores sociales, que lo sé yo de muy buena tinta. A una estatua de sal, siempre con la sonrisa puesta y los ojos abiertos de par en par. Siempre con los nervios a flor de piel, para luego olvidarse de cabreos y reírse de todo. Esta chica es de traca. A la rumbeira, que debió nacer en el sur pero que la llevaron al norte para ser el contrapunto de algo, el punto en la i, el salero rumbero de las noches y la voz ronca de las mañanas. A esa pareja de paisanetes catalanes que a estas horas andarán por Asturias, los dos son muy simpáticos (ella por supuesto más, jajaja). Y como no, a nuestro piloto de rallies por esas carreras. Gracias también a la chica del E.C.P, osea, a la del enclave ciertamente privilegiado. Lengua viperina, comentarista entre dientes cual experto ventrílocuo. De una gracia sin igual puesto que tiene salidas para todo y para todos. Pese a todos estos datos no puedo dejar de tenerle cariño, las mujeres son así, todo un misterio por resolver. Gracias también a la que se guasea de mi con los "escoltis" y los "sisplaus". Poseedora del don de la fotogenia, ocurrente y divertida como la que más. Ah, y enamorada de la moda juvenil, como decía la canción de Radio Futura (espero que por mucho tiempo). A la que en las noches de juerga me coge del brazo para luego gritarme al oído creyendo que no la oigo bien entre el gentío. De ojos azules y sobrada de genio, siempre a caballo entre Santander y Castro, o viceversa. Gracias también a mi madre adoptiva de por aquellos lares, por ser siempre tan dicharachera y positiva, y sobre todo por ser tan madre. Y como no, gracias a la principal causante de que repita la experiencia un año tras otro. Heredera de lo mejor de sus padres y eterna mediadora del grupo de locuelas. Maratoniana fiestera, de inacabables recursos, la más echá pa alante para todo. Tiene gracia la cosa, había veces que comiendo en la mesa de la cocina parecíamos dos hermanos, contándonos las novedades del día.
Ya sé que hay más gente que en mayor o en menor medida han hecho que la estancia sea más agradable, pero claro, tampoco me iba a poner a hablar sobre medio pueblo, como que no hay gente en el pueblo ni ná.
Me han preguntado más de una vez si me lo he pasado bien. Yo les digo que no hace falta irse a ningún sitio en especial si la compañía es buena. Y en este caso siempre lo es. El viento cambió de dirección.
Viento norte, hora de volver a casa.
¡Todo lo que te dio tiempo a hacer en tan pocos días...!
Por cierto, yo también soy fan de Caetano Veloso (sobre todo cuando se pone "Fina estampa") y de Jorge Drexler. En mis vacaciones una tarde de la semana pasada descubrí "Frontera", un disco que sólo había escuchado de pasada y que merece mucho más que eso...
Ale, ahora a disfrutar de las fuerzas renovadas que seguro que traes, ¿no?
Escrito por Joaquin a las 21 de Agosto 2004 a las 08:51 PMMenudas vacaciones! Para que luego digan que en vacaciones hay que viajar lejísimos... En España hay muchos pueblecitos maravillosos!
Veo que has disfrutado en tus vacaciones, ahora queda reponerse y pa'lante!
Holas de nuevo Joaquín. La verdad es que no le había prestado mucha atención a la música que hace este señor, está bien, tiene su encanto. Jorge Drexler no deja de ser un cantautor por mucho que experimente con nuevos sonidos, te recomiendo su último disco, Eco, la mayoría de las canciones del concierto fueron de ese disco. Ah, y también tocó "Horas". Hooooooraaaas, hoooooraaas, colgados como dos computadoraaaass..
Creo que me voy a hacer con toda la discografía de Drexler.
Pues sí eli, hay muchos rincones bonitos por aquí, aunque no te creas que lo de viajar lejos tampoco le hago ascos eh?. Reponerse?, si estoy como una rosa!. ;P
Hablando de echar pa´lante. Esta canción de Drexler viene a decir eso mismo, que sea lo que sea.
SEA
(Letra y música: Jorge Drexler)
Ya estoy en la mitad de esta carretera
tantas encrucijadas quedan detrás...
Ya está en el aire girando mi moneda
y que sea lo que
sea
Todos los altibajos de la marea
todos los sarampiones que ya pasé...
Yo llevo tu sonrisa como bandera
y que sea lo que
sea
Lo que tenga que ser, que sea
y lo que no por algo será
No creo en la eternidad de las peleas
ni en las recetas de la felicidad
Cuando pasen recibo mis primaveras
y la suerte este echada a descansar
yo miraré tu foto en mi billetera
y que sea lo que
sea
Y el que quiera creer que crea
y el que no, su razón tendrá
Yo suelto mi canción en la ventolera
y que la escuche quien la quiera escuchar
Ya esta en el aire girando mi moneda
y que sea lo que
sea
volvió el gurisito!
qué linas vacaciones, good boy.
ahora estarás nutridísimo para hacernos todas las historias.
bienvenido!
Escrito por pini a las 23 de Agosto 2004 a las 02:16 PMquise decir, lindas vacaciones, este teclado que se come las letras.
Escrito por pini a las 23 de Agosto 2004 a las 02:16 PMJajaja, cómo me reído con lo de la vaquilla lechera xDDDDDDD. Ya veo que te lo pasaste genial, me alegro mucho ^^
¡Un beso!
Escrito por chikilla a las 23 de Agosto 2004 a las 02:43 PMveloso y drexler. viajes. tortillas. chapuzones. hospitalidad... la verdad es que no te has privado de ningún placer ¡te felicito!
un abrazo!
Sí, "Eco" es un gran disco. Cuando lo compré me emocioné tanto que hasta le escribí a Drexler para discutir con él:
http://mientrasdesayuno.blogspot.com/2004/03/nada-es-tan-simple.html
:-)
Escrito por Joaquín a las 23 de Agosto 2004 a las 06:23 PM
Hola pini entre las pinis, pues sí, ya volví. Veremos a ver cuanto me dura "mi nutrición". Un besote.
Chiki, creo que eres de las pocas que entienden la coña del Maresme, jeje, bueno creo que Eli también. Que susto me dieron las jodías, porque eran unas cuantas..
Buenoo ylek...tanto como no privarme de nada..hay tantos placeres por los que poder disfrutar..un abrazo.
Vaya Joaquín, no sabía nada de este post. Seguro que a PUM le interesaría leer ese analisis sobre la canción de "Todo se transforma", ella también le ha estado dando vueltas al asunto. Muy interesante, estoy contigo, es un mensaje demasiado utópico en algunos aspectos, possí. Pero, ¿y lo bien que suena la canción?.