Nada más entrar por la puerta de casa Susana vio con una escena que no podía soportar, se encontró a Santiago estirado en el sofá , con ella, los dos enroscados en el sofá.
- Santiago Ramos Malonda, hasta aquí hemos llegado. He pasado un día horrible en el trabajo, ¿y qué me encuentro?, que el señorito no es capaz de darle puerta a su inseparable amiga, ¡siempre estás con ella!, ¡si casi estás más tiempo con ella que conmigo!. Yo no puedo seguir así Santi, yo me merezco algo más, me merezco una relación más normal, más estable. Me voy a casa de mi madre, mañana pasaré por aquí con mi hermana para recoger las cosas.
- Pero..
- ¡¡Plaff!!
Y el portazo sonó como un signo de interrogación, como en la canción del Sabina. Santiago no tuvo tiempo de explicarle nada, no entendía a qué venía todo aquello, sólo se había echado una pequeña siesta con su pequeña Manta. Manta era como su propio nombre indica, una manta. Santiago la tenía a su lado desde que tuvo uso de razón, ya no recuerda como llegó Manta a su vida, simplemente un buen día estuvo allí para arroparlo en los días de invierno, en aquellos días en los que pasaba la varicela, el sarampión, o una simple gripe. Tal era su relación con Manta que se la había llevado de camping, estuvo presente el día que lo hizo por primera vez con Azucena, la chica que le daba por aquel entonces clases de repaso. Santiago aquella noche decidió dar otro tipo de clases, repasaron la materia bien repasada hasta que lo tuvieron todo minimamente aprendido. Y allí estuvo Manta para resguardarlos del frío.
Santiago se ha llegado a llevar a Manta hasta a la oficina, sobre todo los días que se estropeaba la calefacción. Hasta en la playa le ha hecho compañía, colocándola como esterilla para dejar las bolsas y los cacharros. A Susana nunca le gustó que su novio fuera incapaz de separarse de su manta en todo el día, no lo veía lógico. Eran adultos, los adultos no van paseándose por ahí con sus mantitas, pensaba ella. Lo que no sabía Susana es que aquella manta fue la única compañera de Santiago en los momentos difíciles, ella fue la que recogió sus lágrimas furtivas, las que nadie pudo ver, ella fue la que le arropó, la que le escuchó, la que siempre le consoló. Los siguientes días a la ruptura fueron duros para Santiago, quería a Susana pero también quería a Manta, odiaba tener que elegir a una de las dos. Manta nunca le habría puesto en ese compromiso.
Pasaron los días, las semanas, los meses...hasta que Santiago conoció a Inés, una chica que no se separaba nunca de Marcelo, su mantón de Manila. Le puso Marcelo para hacerse la ilusión que siempre que se lo ponía le estaba abrazando por detrás un apuesto hombre, el hombre que nunca acababa de llegar. Tal fue su conexión, que se fueron a vivir juntos, dejando que Manta y Marcelo se hicieran compañía mutuamente. Santiago sería el hombre que abrazaría por detrás a Inés empapándola en besos, mientras que Inés sería la mujer con la que Santiago se enroscaría en el sofá tardes enteras.
Linus forever. Escrito por Burdon a las 18 de Julio 2004 a las 07:17 PM | TrackBackPrecioso cuento David.
Cuando lo he empezado a leer me ha recordado al amigo de Mafalda... pero creo que tú también!!, jeje.
Creo que todo el mundo tiene una manta o un marcelo en su vida... Algo que siempre nos acompaña, que nos hace sentir una especie de ficticia seguridad... mola.
Biquiños de Viento ;-)
Escrito por aedia a las 19 de Julio 2004 a las 10:28 AM
Te refieres a Felipe?, el de las enormes paletas??.
Pues sí, el carácter de Felipe recuerda de alguna forma a Santiago y a Linus. A mi siempre me ha caído más simpático Linus que Charlie Brown, el cabezoncillo era terco como una mula y ignoraba a sus pretendientes, siempre hacía de sus problemas un mundo... Snoopy por el contrario está en otra onda. Extraña relación la de Charlie Brown y Snoopy. Snoopy nunca reconoció a Charlie como su amo, tenía más bien el carácter de un gato, independiente y vital.
A todo esto, que me pierdo. Gracias. Un besico. ;-)
Escrito por Burdon a las 19 de Julio 2004 a las 11:16 PM...Me encantan tus historias, tienes el don de hacerlas entretenidas, amenas y con puntos de vista curiosos... No sí por eso me engachñe a este weblog, gracias al relato del burrito Ezequiel
Escrito por Luthien a las 20 de Julio 2004 a las 01:08 PMpero felipe es burdon?
burdon, el señor de las paletas.
capítulo one: burdon entrenando rumba, al compás de las marimbas. (?)
continuará...
:)
Se ve que cuando era pequeña, yo también era un poco Linus, no me separaba de una manta en concreto que mi madre todavía conserva y usa.
Escrito por Sen a las 20 de Julio 2004 a las 04:45 PM
Gracias Luthien, con el relato del burrito creía que nadie se había tomado la molestia de leerlo, y si lo hizo no le gustó lo suficiente para comentar nada, pero ahí estabais tú y Aedia-Amelie para decir justo lo contrario. Ay, para curioso lo de mis historia con las moscas. jeje.
Por cierto Luthi, por qué no ponéis un fondo claro para vuestro blog?, será más fácil leerlo, o yo al menos lo veo así. Es sólo una sugerencia. :)
Pini, pensás hacer de mi vida un culebrón?. Ay, estas hermanas mayores..
En mi casa todavía anda una toca (creo que se dice así), una espécie de mantita con el que mi madre nos arropó a mis hermanos y a mi de pequeños. Una de las últimas veces que me puse malito cogí esa misma toca para arroparme. Jate Sen, hay prendas que no dejan de usarse aunque tengan ya casi 30 años. :)
Escrito por Burdon a las 20 de Julio 2004 a las 09:49 PMSí vamos a ahacer reformas, a ver sí tenemos un ratito, queremos poner la letra más grande. Un abrazo
PD: Por cierto, yo tmabién tengo mimantinta de cuadros, pero es compatible con Bud ;-)
Escrito por Luthien a las 23 de Julio 2004 a las 11:37 AM