19 de Septiembre 2004

Cientos de Anas y Tristanes


Otra tarde de otoño pasa irremediablemente para Tristán. Mientras escucha música en su discman juega a colocarse un lápiz entre la nariz y la boca a modo de bigote, se le cae y vuelve a intentarlo de nuevo. Al otro lado de la pared está Ana, sentada en su cómoda silla giratoria, ordenando los apuntes que tiene desperdigados en su mesa. Ana está harta de que le digan que su nombre es un palíndromo, que debería echarse un novio piloto llamado Otto, como el de Los amantes del Círculo Polar. Tristán sigue probando a colocarse su particular bigote, pensando en que nunca ocurre nada interesante. Ana piensa que no podría tener un novio que se llamase Otto, la vida da muchas vueltas, quizás algún día se casasen y Otto, el piloto, se empeñaría en llamar al primer de sus hijos Otto jr. No, de ninguna de las maneras, definitivamente nunca tendría un novio llamado Otto.

Tristán piensa por un momento escribir una carta a una antigua novia suya, muy al estilo de “20 de abril” de Celtas Cortos. Pero no sabe por donde comenzar. ¿De qué pueden hablar dos personas que no saben nada el uno del otro desde hace tanto tiempo?. Asusta saber como pueden haberse convertido en dos completos extraños. Ana piensa en escribirle un sms a su ex para preguntarle qué tal le va la vida, pero no se atreve. No le gustaría saber que pueden irle bien las cosas, que haya conocido a la chica de sus sueños, la chica que le ría los chistes malos y lo envuelva en besos y caricias cuando esté decaído.

- ¡Tristán!, ¿ vienes a por el café o no?. Gritó la madre de Tristán a su hijo.
- Tristán -pensó ella- suena a patán, o peor aún, a Rantamplam, como el perro de Lucky Luke. Tristán gañán.

Definitivamente Tristán no podría ser nunca el hombre de sus sueños, ¿dónde se ha visto un nombre así?. Ana pone en su equipo de música el “Promesas que no valen nada” de los Piratas, Tristán también la está escuchando en ese momento. Suspiran a la vez, adoran esa canción.

Tristán está aburrido, Ana está aburrida, y la pared que los separa ríe por no llorar de ver tanta desidia junta.
Una gran ciudad dormitorio. Cientos de Anas y Tristanes se hacen las mismas preguntas día a día, ignorando por completo lo que tienen delante de sus narices, o detrás, según se mire. Separados, incomunicados los unos de los otros por una pared. Esa maldita pared.

Escrito por Burdon a las 19 de Septiembre 2004 a las 12:38 PM | TrackBack
Comentarios


acabo de darme cuenta de que he puesto un enlace donde sale el amor "plétorico" de Chihiro, jajajaja...ese enlace Chi te lo decico con amouurrr... XD

Escrito por Burdon a las 19 de Septiembre 2004 a las 01:34 PM

Mañana mismo tiro el tabique de mi habitación a ver si se esconde mi Tristán al otro lado.
Me ha encantado el post.
PD: promesas que no valen nada...una gran elección.

Escrito por toya a las 19 de Septiembre 2004 a las 06:29 PM


Quita, quita mujer...pero no acaban de hacer obras en tu casa?, que valor!.

Gracias, un beso.

Escrito por Burdon a las 20 de Septiembre 2004 a las 08:47 PM

aquí me has dao... joder Burdon como te lo curras.
Vaya, y yo que creía que solo me pasaba a mí...

Biquiños.

Escrito por aedia a las 27 de Septiembre 2004 a las 10:18 AM
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