Por fin pude ver una película que me tenía intrigado. La intriga me la cree yo mismo, con cuatro referencias que tenía de la película y una ligera idea de cómo podría ser. Se trata de El espíritu de la colmena, de Víctor Erice. No soy ningún experto analizando películas, pero me pareció una película bella e inteligente, sobre todo por la interpretación de Ana Torrent la niña que da vida a la pequeña Ana. Tenían razón cuando decían que sus ojos grandes y oscuros impresionaban por transmitir tanto, por esa expresividad en sus ojos y en sus palabras. La película está llena de metáforas, donde el motivo principal es la visión que tiene Ana al ver la película del dr Frankenstein, ver sus reacción al comprobar como el monstruo mata a la niña y como luego a su vez los aldeanos matan al monstruo en la película. Cuenta Erice cómo en uno de los descansos del rodaje, Ana al ver al actor caracterizado del monstruo de Frankenstein se puso a llorar refugiándose en un operador de la película. El actor caracterizado del montruo le sonreía pero Ana no dejaba de mirarle con cierto recelo entre sollozos. Al rato la niña se acercó al monstruo y le preguntó; - ¿Por qué la mataste?. Cuenta el director que habría dado lo que fuera por poder rodar esa escena.
La leyenda de esta película se acrecenta al haberse rodado en el 73, cuando España todavía vivía bajo el régimen totalitario de una dictadura, y por haber logrado pasar desapercibida para los censores de la época, al creer que nadie iba a ver esa película. Pero se equivocaron. Al principio la gente no entendía nada y le dieron el pésame al director creyendo que esa película no la iba a ver nadie, pero con el tiempo empezó a reconocerse la película como la obra maestra que es, gracias a la sutileza y el talento de Erice. Pudo expresar (entre otras cosas) su visión crítica del régimen. La película empezaba como si se tratara de una fábula; "Érase una vez..." para luego continuar con un rotundo "Un lugar de la meseta castellana hacía 1940..." situando así con precisión el momento en que sucedía la historia, en la posguerra. La comparación entre el monstruo y un maqui huído de la justicia, la muerte de ambos presenciados por la pequeña Ana, la escena donde Isabel (la hermana de Ana) juega con un gato ahogándolo con sus manos, cerrando el gato los ojos por la falta de aire, hasta que el minino acaba rebelándose y le da un zarpazo. La obsesión del padre de Ana (Fernando Fernán Gómez) por las colmenas de las abejas, por el comportamiento de éstas... todo un conjunto de metáforas y unas sorprendentes interpretaciones de las niñas Ana Torrent e Isabel Tellería, que en realidad no actuaban, simplemente eran así. Los susurros de las niñas por la noche hablando sobre el espíritu del monstruo de la película, fantaseando por su cuenta confundiendo la fantasía con la realidad. Las divagaciones de su padre, la frustración de su madre (Teresa Gimpera) por ver como su vida se había vuelto gris y monótona por culpa de los años que le había tocado vivir... las notas de guitarra del "vamos a contar mentiras" de fondo en diversos pasajes de la película, o esos silencios donde sólo llegas a escuchar los crujidos de la casa. Esas paradas en el ritmo de la película...un montón de detalles que hace que se considere una película de culto.
A mi parecer la película es grande por todo eso, porque no te lo dan todo machacadito y contado al dedillo. Erice de alguna forma hace que nosotros mismos descubramos o le demos sentido a todo lo que vemos en la película, algo parecido a lo que le ocurre a Ana, descubriendo y sacándose sus propias conclusiones a falta de alguien que se las explique. Supongo que los que me leéis, gente inquieta e ilustrada en infinidad de materias, habrá visto la película, pero si alguien no la ha visto, se la recomiendo desde ya, por tratarse de una película tan especial y significativa. Pues hale, ahora toca dejar algunos enlaces interés que me he encontrado por ahí sobre la película.
El reencuentro de los protagonistas de la película al conmemorarse los 30 años desde que ganó la película la concha de oro de festival de cine de San Sebastián.
Los comentarios sobre las reediciones en dvd sobre la película. Comentarios muy cinéfilos, pero muy bien expuestos sobre la película. Muy recomendable la página donde se encuentra el artículo, muy profesional.
Los comentarios de la propia Ana Torrent ya de mayor sobre algunos fotogramas de la película (muy didáctica).
Y una entrevista de hace unos años a Ana Torrent donde siguen preguntándole sobre su experiencia con la película que la marcó de por vida, El espíritu de la colmena.
Hace poco he vuelto a ver una de mis películas preferidas del cine español, Bajarse al moro. Por lo visto todo surgió de una novela de José L. Alonso de Santos que llevaba el mismo nombre, que posteriormente llevó el propio José L. Alonso de Santos al teatro, teniendo un gran éxito entre el público. De ahí a que la obra la llevaran al cine de la mano de Fernando Colomo. Chusa (Verónica Forqué) es una chica que se baja al moro con cierta frecuencia para comprar chocolate y luego volver a Madrid para que su primo Jaimito (Juan Echanove) lo venda por el barrio. Alberto (Antonio Banderas) es el "amigo" de Verónica, llevan mucho tiempo enrrollaos, pero van por libre, como dicen ellos mismos cuando explican su relación a terceras personas. El argumento de la película es el trajín del vivir al día, trapicheando con el chocolate y evitando convencnionalismos como el matrimonio, la compra de un piso o la paternidad. Chusa un día se encuentra a Elena (Aitana Sánchez Gijón) huyendo de su madre y dedice acojerla en su casa. Estos son los actores principales de la película, los cuatro están espléndidos, Antonio Banderas hace muy bien su papel de policia amargado por tener que soportar a la cleptómana de su madre (Chus Lampreave). Me parto con la Lampreave cuando llama a los amigos de Alberto "Yankis" por aquello de que sospecha que están todo el día drogados. Verónica Foqué por su parte hace el papel de Verónica Forqué, pero en más macarrilla, siempre genial, con muchas tablas a la hora de actuar. Aitana Sánchez Gijón por su parte está hecha una Lolita en esta película, está jovencísima, una cría, con voz de cría. Lo hace bien, pero me quedo con sus innegables y evidentes encantos. Pero mi preferido es Juan Echanove, su papel es cómico y algo trágico a la vez, te ríes y emocionas a la vez con él. Pero que grande es Echanove.
Pero ahí no queda la cosa, en la película salen gente como Miguel Rellán, un actor que a mi siempre me ha caído en gracia, que en ésta película hace un papel muy simpático, el de un cura enrrollao que le guarda el costo a sus vecinos. Otro aliciente son las canciones de Pata negra que firman la banda sonora, el tema que más se repite en la película es el famoso "pata palo", pero tocan otros temas la mar de majos. Además de que salen en la película haciendo el papel de los vecinos de la terraza de enfrente que se pasan el día entero tocando en la terraza. Y qué decir de el vecino cascarabias de los Pata Negra. El tío en un arranque de ira sube a la terraza donde están los melenudos y acaba por tirarle la guitarra a Rafael Amador a la calle, cayendo ésta en el capó del coche del cura. Y luego llega la policía al cabo de un rato y lo detienen en su propia casa al tío, que les explica a los agentes que tiró la guitarra porque le dio la gana. - ¡Es que son unos ye-yes de mierda que no me dejan dormir!. Decía con voz de abuelete cascarrabias. Os juro que cuando vi esa escena me partía la caja, me dio un ataque de risa de los buenos buenos.
La película se expresan de forma coloquial, muy cercana, mucho más entretenida que muchas de las películas españolas que hacen ahora, donde intentan imitar los thrillers americanos, con actores que en muchas ocasiones resultan ser unos sosos. Pero volviendo a Bajarse al moro( este es el momento en que deberían dejar de leer los que no hayan visto la peli), tirando ya para el final de la película, da un giro dramático. Se puede ver como el tiempo y las circunstancias distancian a unos de otros. Unos se quedan con sus trapicheos de siempre, mientras que otros empiezan a hacer planes de futuro; que si el piso, los muebles, la boda...todo. Da que pensar en los giros de la vida, en que la gente viene y va, pasan por tu vida los que un día fueron importantes para tí. Y de oca a oca tiro porque me toca. La pequeña reflexión que produce el final de la película tiene banda sonora, y esa no es otra más que "Pasa la vida" de Pata negra.
Nota: Ustedes perdonarán mi entusiasmo con la reseña de la película. Delirios de un sentimental.
Estos días ha caído en mis manos la filmografía completa de Federico Fellini, “il maestro”. Todo valía en sus películas, fantasía y realidad se mezclaban de tal forma que uno no sabía cuando empezaba la ficción y empezaba lo autobiográfico, o viceversa. La vida y obra de Fellini está llena de enigmas, casi todos creados por él mismo, como si quisiera jugar con su pasado, querer modificarlo a su gusto. Así pues, muchas de las cosas que pasaban en sus películas eran recuerdos de su juventud, de cuando vivía en Riminí, su pueblo natal, pero les había sucedido a otros. La verdad es que he visto pocas películas de este señor, y encima creo que todavía no he visto las mejores. Me gustaría ver “La Strada”, “Las noches de Cabiria”, y la famosísima “La dolce vita” con Marcello Mastronianni, el alter ego de Fellini en la gran pantalla. En La strada participa su mujer y musa, Giuletta Masina interpretando a Gelsomina, una chica que se ve esclavizada por Zampanò (Anthony Quinn), un forzudo que tiene como espectáculo romper cadenas expandiendo sus pulmones. La película no la he visto pero tiene que ser un dramón de ahí te esperas por lo que he leído.
Es curioso esto de las musas. La musa de Fellini fue su mujer, Giuletta Masina. Para Dalí, fue Gala. La de Lennon , Yoko Ono (alias berridos extraños). Para Aznar, Ana Botella...sí, sí, la de las peras y las manzanas. No viene a cuento, pero debo confesar que Aznar me produce el mismo efecto que Raphael (gran enroscador de bombillas), resulta odioso escuchándolo hablar, pero aún sabiéndolo no puedo dejar de mirarlo por las noticias. Es que es muchísimo mejor que cualquier caricatura suya, realmente es así.
Dejando a un lado los comentarios sobre mis ídolos televisivos, hay una película de Fellini que me impactó especialmente, sobre todo por una secuencia en especial. Se trata de Amarcord (mis recuerdos). Curiosamente Amarcord se convirtió en parte de mis propios recuerdos, sobre todo por las escenas sexuales que tenía. La película cuenta básicamente las peripecias de Titta (Bruno Zanin) un adolescente que vive en Borgo, un pueblo costero que vive del turismo. Son numerosos los personajes estrafalarios que aparecen en la película. Muy al estilo Berlanga.
La historia la ambienta en los años 30, cuando los fascistas se afanaban a convertir al pueblo a su ideología. Su padre un fascistillo en potencia, su abuelo un obseso sexual. Volpina, una nimfómana loca, o Gradisca, la “cachonda” del pueblo. Aunque el pueblo esté lleno de locos, no deja de ser un drama autobiográfico, con toques de humor grotesco, pero con muchos puntos tiernos, aunque no lo parezca.
Hace mucho tiempo que no la veo, casi no me acuerdo de la película, pero hay una escena donde sale Titta (que por cierto Tita viene a ser “pilila” en catalán) con la estanquera, una mujerona enorme que decide enseñarle sus rotundos encantos a Titta. Era sólo un niño cuando lo vi por primera vez, pero nunca olvidaré como la estanquera cogía a Titta de la cabeza y la restregaba por sus enormes tetas, en un momento de pasión de la mujer, casi ahogándolo entre tanta carne al aire.
Me pareció una escena entre morbosa y violenta. Pensé que si eso era el sexo no me gustaría nada de nada cuando fuera mayor. ¡Que horror!. Ahora que recuerdo, Maribel Verdú también hizo de estanquera viciosa en una película. Desde luego no hay color. ¿Qué tendrán las estanqueras?. ¿Vice is in the air?.
Ahora al leer la filmografía de Fellini me han entrado ganas de volver a ver esta película y las otras que todavía no he visto. Por lo que leo, lo que intentó hacer Fellini con sus películas fue recrear, modificar a su gusto lo que había sido su propia vida. Cambiaba los nombres de los personajes, los lugares, y los momentos, para luego mostrarlos tal y como le habrían gustado que fueran, o sí más no el recuerdo que tenía, o le habría gustado tener de su propia vida. De tal manera que como llegó a confesar, llegó un momento en que ya no sabía que era cierto y no de su vida. Se convirtió en una vida de cine.
Esto de mezclar medias verdades con la más absoluta mentira durante tanto tiempo, puede que fuese interesante o permisible para Fellini, o incluso para mí. Pero volviendo a mis ídolos televisivos, es algo que no pueden permitirse altos mandatarios que, de tanto repetir una mentira, acaban creyéndosela.
Nota: Escuchar el tema principal de la B.S.O. de Amarcord. Debe de ser la melodía más cinematográfica de la historia.
Hace poco volvieron a dar por la tele una de mis películas preferidas, Carlito´s Way, “Atrapado por su pasado”, de Brian de Palma. Es una de esas películas de las cuales no me canso de ver, de visionar una y otra vez ciertas escenas. La trama se sitúa a mediados de los años setenta. Carlito Brigante (Al Pacino) es un puertoriqueño recién salido de la cárcel por una condena de tráfico de drogas que acabaron quedándose en cinco años gracias a su abogado Dave Kleinfeld (Sean Penn). Carlito se encontrará con que todo ha cambiado, antes vendía heroína, ahora lo que se lleva es la cocaína. Los viejos amigos de entonces o están en la cárcel o están muertos, todo ha cambiado. Pero lo único que le importa desde su salida de la cárcel es Gale, su antigua novia. Tiene planes para emprender una nueva vida junto a ella. Atrapado por su pasado es un intento desesperado por salir del mundo del hampa. Un intento que te deja clavado en el sillón hasta que acaba la película, Brian de Palma consigue mantener el interés del espectador en todo momento.
Sean Penn está genial en su papel de abogado hijo de puta. Penelope Ann Miller hace un papel delicioso interpretando a Gale. Y Al Pacino, que decir de este hombre. Sé que Al Pacino es un actor extraordinario, pero uno de los motivos por los que me gusta tanto este actor es por el doblaje que hace Ricard Solans, el mismo doblador de Sylvester Satallone, Robert De Niro o el mismísimo Tío Scar. Hay escenas como cuando Carlito espía a Gale desde la terraza, cubriéndose con una tapadera de la basura, en mitad de la lluvia, anhelando poder abrazarla. O la del garito donde Carlito acompaña a su primo Guajiro para hacer una entrega a unos traficantes. Carlito se huele lo peor, lo lee en los ojos de aquellos tipos. Su cabeza empezó a ir a mil, tenía estar preparado para lo peor. Toda aquella escena con la música de un tal Ray Barretto cantando “el watusi” es memorable. Me encantó esa tensión que se podía mascar y su desenlace.
Pero hablando de canciones, se me olvidó decir que su banda sonora no tiene desperdicio (la tengo, of course). Se basa sobre todo en la música disco que se escuchaba por aquel entonces, y alguna latinada que otra. Una de las latinadas es “Parece mentira” una canción salsera que muy bien la podría haber cantado Celia Cruz, pero que canta Marc Anthony con una voz que confunde, si parece ¡Celia Cruz!. Luego también hay temas como "Bakstabbers" de The O´jays que son una delicia disco, o el clásico que popularizaron Christina Aguilera, Pink y el resto de cantantes ligeras de cascos, "Lady Marmalade" de Labelle. En la película suena esa canción de fondo mientras Pacino anda apresuradamente por la discoteca que regenta haciendo volar su flequillo de arriba a bajo, lo dicho, la tensión siempre está presente. Otro tema, tema no, temazo es el "Oye como va" de Santana, un tema original de Tito Puente.
La película tiene acción, tiene drama, más drama de lo que pueda parecer, tiene soltura en el enfoque de la película, la forma en que está contada, en primera persona, dejando ver escenas claves en la película antes de tiempo, los delirios de Carlito Brigante, ¿o tal vez fueran los de Pacino?. Sea como sea, es un peliculón.
En “El crepúsculo de los dioses” contaban el cambio radical que sufrió el cine con la llegada del sonido. Las viejas estrellas del cine mudo habían quedado relegadas al olvido. El sonido era la gran revolución. Norma Desmond, una vieja gloria del cine mudo, gritaba con convicción; "¡No necesitábamos diálogos. Teníamos rostros!”.
Aunque la llegada de el sonido en el cine fuese algo inevitable, algo de razón si que tenía Norma Desmond. Un buen ejemplo es ver como en los restaurantes siempre hay una pareja que permanece sentada, esperando la comida o simplemente tomando los cafés después de una romántica cena. He visto parejas que permanecen en silencio, cogidos de la mano, estudiando sus caras, sus expresiones, todo sin gesticular palabra alguna. Una vez esperando me tocó esperar en la puerta de un restaurante hasta que desocupara alguien alguna mesa. No me importaba demasiado los que se limitaban a comer y a charlar mientras cenaban. Los que me jodían eran dos o tres parejitas de estas que seguramente hace poco que están saliendo y se resisten a abandonar su mesa, habiendo acabado de cenar, de charlar y de tontear. ¡Joder, que hay gente fuera pelándose de frío!. Si nunca he entrado en el restaurante para montar una escenita es porque yo mismo he hecho y hago lo mismo en un restaurante. Hablar con los ojos, los gestos, las manos... recrearme en ese momento con la moza que tenía delante.
Pero bueno, otra vez me voy por lar ramas. Lo que quería contar es que he visto El crepúsculo de los dioses de Billy Wilder. Otra película de la que había oído hablar mucho pero que nunca había visto. La película está muy bien narrada. Cuenta la historia de Joe Guillis (William Holden), un guionista de Hollywood venido a menos que escapando de sus acreedores va a parar a una decrépita mansión regentada por una vieja estrella del cine mudo, Norma Desmond (Gloria Swanson) y Max, su fiel mayordomo. Norma le pide a Joe que lea un guión que ha escrito ella misma para volver al cine por la puerta grande. Joe accede a leer su guión y a adaptarlo para llevarlo a cabo. Desde ese momento se produce una extraña relación de amor odio entre los dos que acabará de la peor manera posible. La película es rara, extravagante, y atípica al ver a una vieja estrella del cine mudo, la propia Gloria Swason interpretarse así misma. Al igual que Max, el mayordomo, en la vida real fue su descubridor, el director de sus primeras películas y su primer marido. Hasta el director Cecil B. De Mille aparece interpretándose así mismo. La película muestra el lado más crudo y cruel de Hollywood. Por un lado la locura paranoica de Norma Desmond al creer que sigue siendo una estrella querida y aclamada por el gran público, y por otro lado está la historia de un guionista de segunda fila que podría ser la historia de infinidad de guionistas que fueron a Hollywood buscando una oportunidad y acabaron encontrándose con la cruda realidad.
Pero la que se sale en la película es la Gloria Swanson exagerando sus poses, sus miradas perdidas, su forma de hablar, divina y monstruosa a la vez. Para los que no la hayan visto recomendaría que la escucharan en versión original, así se puede apreciar su divinidad en todo su esplendor.
"No puedo continuar con la escena, estoy muy contenta... Sr. De Mille, ¿le importa que diga unas palabras?... Gracias. Sólo quiero decirles a todos cúanto me alegro de estar otra vez en el estudio rodando una película. No saben cuánto los he echado de menos. Y prometo no volver a abandonarles, porque después de "Salomé" haremos otra película, y después otra. Esta es mi vida, siempre lo será... No hay nada más, sólo nosotros, las cámaras, y toda esa gente maravillosa en la oscuridad... Sr. De Mille, estoy preparada para mi primer plano...". Norma Desmond (G. Swanson) en el monólogo final de la película.
La palabra es poderosa, la expresión también. Unidas pueden ser todo un lujo de sensaciones. Tal vez la próxima vez que vea a una de esas parejitas jugando con los silencios en un restaurante seré menos irascible, y más pragmático. Me pediré un bocadillo caliente en el bar de al lado.
Hace poco he visto la peli de Quadrophenia, producida e ideada por The Who, sobre todo por Pete Townsend , el guitarrista de los famosos molinillos. La historia de Quadrophenia es curiosa. The who compuso una banda sonora para una película que nunca iba a existir, simplemente era una ópera rock, como la enrevesada “Tommy”. Fue en el 79 cuando la idea de esa ópera rock se llevaría al cine. En Quadrophenia hablan de las trifulcas que tienen los rockers y los mods a principios de los sesenta. Su protagonista es un mod llamado Jimmy. La filosofía de los mods era la de ir siempre a la última. La mejores ropas, llevan las scooters más fardonas escuchaban rythm & blues...los ídolos de Jimmy son The Who (¿qué curioso no?). The Who sin comerlo ni beberlo se transformarían en uno de los máximos representantes de el movimiento Mod, con “my generation” como himno.
Los enfrentamientos de los rockers y los mods son el telón de fondo de una historia que se ha repetido una y otra vez hasta nuestros días. La historia de un chico que se busca y que en muchos casos, no se encuentra. Phil Daniels es el actor que da vida a Jimmy. La verdad es que hace bien su papel de joven esquizofrénico y superficial y a la vez atormentado, un cóctel explosivo preparado para explotar. Seguro que muchos habréis escuchado su voz, si habéis escuchado el “Parklife” de Blur. La voz del tío que narra la canción “Parklife” es él, sale en el vídeo y todo. De lo que se llega a enterar uno. Otro cosa curiosa de la peli es ver a Sting en su debut cinematográfico. Da vida a Ace, uno de los mods más carismáticos del movimiento. Más que un mod parece un replicante de Blade Runner con esos pelos rubios a lo pelo pincho. Ah, se me olvidó comentar que una de las causas del tormento de Jimmy es que está perdidamente enamorado de Steph una de las chicas de la pandilla. Que por cierto, me parece una guarra de cuidado. Y no cuento más por no destripar la película.
La escena de Jimmy volviendo al callejón de Brighton, como volviendo por los pasos ya andados, es un poco angustiosa. Volver a escuchar el Parklife de Blur también me angustia un poco. La época del brit pop, de Oasis vs Blur. Modas efímeras que dan paso a otras modas que a su vez dan paso a...
Clover over dover de Blur me pone nostálgico con ese organillo y los graznidos de las gaviotas de fondo. Siempre quedará la música.
Interesante artículo sobre la película de Quadrophenia. (Cuidadín para los que no hayáis visto la peli, da demasiados datos).
Página oficial de Quadrophenia. Con vídeos, imagenes y detalles de la película, en inglés.
Vídeo de la peli. Jimmy viendo por la tele a The Who.
Soy consciente de mis lagunas cinéfilas y musicales. Un ejemplo de ello es que hasta ahora no había visto la maravillosa fábula de Chocolat de Lasse Hallström, con Juliette Binoche (Vianne Rocher) al frente, de la cual me he quedado prendado. La veterana Judi Dench (Amande Voizin) borda su papel, y Alfred Molina (Conde de Reynaud) ha sido otro de los descubrimientos de esta película, en esta cinta va a caballo entre la comedia y el drama, lo hace muy bien. Me resultó curioso saber que su debut cinematográfico fue en Indiana Jones y el Arca perdida. Era el guía que le traicionó a Indy al principio de la película. Pero a lo que iba, esta fábula me parece deliciosa (y nunca mejor dicho). La fotografía, la música, los actores, y el tono amable con el que transcurre toda la película. La crítica a la falsa moral y la llamada al respeto y a la tolerancia es su moraleja. Sin más pretensiones que las de entretener y emocionar.
¿La habéis visto?, ¿qué os parece?.
El hombre tranquilo es una película atípica en la carreras de John Ford y John Wayne. El director, John Ford era conocido por sus películas de indios y de vaqueros, de pistoleros como John Wayne. Quiso hacer una película que transcurriese en el lugar de donde salió, un pueblecito perdido de su Irlanda natal. Y así lo hizo. John Wayne guarda sus pistolas y sus maneras bravuconas para dejar paso a la tranquilidad, a ser un hombre enemigo de las confrontaciones (que contradicción decir enemigo de las contradicciones). Hace un gran papel. Sean Thornton, (John Wayne) , es un famoso boxeador que vuelve al pueblo de sus padres, con la intención de quedarse para siempre. Las gentes del lugar lo tratan con recelo al ser extranjero, pero pronto se gana la confianza de los lugareños...¿de todos?. De todos no, uno de los hombres más respetados (por no decir temidos) del pueblo no lo aguanta, y mucho menos cuando se entera que va detrás de su hermana Mary Kate (Maureen O'Hara). Mary Kate es una chica pelirroja que vive con el grandullón de su hermano. Todos la toman ya por una solterona irremediable puesto que tiene un fuerte carácter. Ver a John Wayne intentando conquistarla una y otra vez, temeroso por meter la pata es impagable. La historia es sencilla, sin estridencias, con mucho humor en algunas escenas (sus secundarios de lujo), y muy romántica en otras. Otro aliciente de la película son los paisajes donde fue rodada, con el verde de los campos de Irlanda.
Sé de más de uno que cuando van al cine si no ven tiros o explosiones se ponen nerviosos y dicen que es un muermo de película, que es muy lenta. Algo así como decía un monólogo de El club de la Comedia.
– Venga Clint, tú puedes, cárgate un puente o algo, ¡venga Clint! . Refiriéndose a "Los puentes de Madison". Da gusto ver El hombre tranquilo, todos los personajes tienen su importancia, todo está hecho a conciencia. No sé muy bien por qué me habré acordado ahora de esta película. Tal vez porque ahora me levanto cuando creo que debo levantarme, que como cuando creo que debo de comer...libre de horarios y ataduras. Tal vez sea por eso. Muy recomendable la peli, de verdad de la buena.
Llevo unos días con las ideas un poco espesas, no tengo para nada la cabeza despejada. Creo que deben de ser los efectos de una insolación pasada. Ahora de momento me dedico a vegetar en la piscina subido a una colchoneta, sólo me faltan unas gafas de sol para ser Dustin Hoffman en El graduado. Me han regalado tres películas, no sé si el regalo es una indirecta o es que realmente le sobraban como me hizo saber. La primera es la última adaptación llevada a la pantalla grande del Cyrano de Bergerac. Gerard Depardieu está genial como Cyrano, es una de las mejores adaptaciones que he visto para el cine. La historia de Cyrano de Bergerac es todo un homenaje al romanticismo – hasta sus últimas consecuencias- es una mezcla entre romanticismo y orgullo personal, aderezado con cierto desprecio a las jerarquías. Vaya aquí un artículo sobre la vida y obra de Cyrano. Alehop!.
La otra cinta es Historias de Philadelphia. Ver películas de hace más de sesenta años tiene su gracia. Se trata de una comedia romántica con tres actorazos como son Cary Grant, James Stewart y Katherine Hepburn . Esta última es la protagonista de un duelo amoroso entre tres pretendientes, su ex marido (Cary Grant), un periodista del corazón (James Stewart) y su prometido (vete a saber quién). James Stewart está muy bien en su papel de James Stewart, de hombre carente de dotes de seducción, pero que atrae a las mujeres precisamente por eso, por su candidez. Creo que se llevó un Oscar por ese papel. Pero la que está que se sale es Katherine Hepburn haciendo de diosa de la alta sociedad, con un lío de tres pares de narices por no saber que es lo que quiere ni a quién quiere. No sé como serían las mujeres en los años cuarenta, pero ella en este papel tiene un aire de sofisticación que echa pa atrás. Pero a lo que iba, Tracy Lord (Katherine Hepburn) está cansada de esa imagen de diosa distante, no quiere que la adoren, sólo quiere que la quieran.
Y última cinta que completa esta trilogía del amor es Frankenstein de Mary Shelley. Que decir de esa criatura (Robert De Niro), de Elizabeth (Helena Bonham Carter) la novia monstrua de la criatura...a pesar de resultar un poco cargante la adaptación de Branagh (su papel es ya de por sí cargante), tiene sus puntos la película, no deja de ser una historia de amor monstruosa.
Y como la cosa va de cine, ahí va un tema de Harry Nilsson (el de Cowboy de medianoche) donde hace un refrito beatle guapo guapo. Chapó Harry. You can´t do that.
Ovidi Montllor
El nido es una película en que parece que todos tienen trastocados los papeles. El buen hombre lleva tricornio, el hombre que está de vuelta de todo pierde el norte, la niña que debería jugar con los niños juega con los viejos, un cura fumador y con bigote... tal vez fue por eso por lo que me gustó tanto. Dirigida por el prolífico Jaime de Armiñán El Nido cuenta la historia de un Don Alejandro (Héctor Alterio), un director de orquesta retirado que se encierra en su casa de campo después de la muerte de su esposa. A raíz de un inocente juego de notas enigmáticas conoce a Goyita (Ana Torrent) , una niña de trece años aficionada a los pájaros. El argumento se centra en la extraña relación que tienen Don Alejandro y Goyita, la niña que en ocasiones se desmadra con su juego perverso, donde Alejandro es su fiel compañero de juegos. Hasta ahí bien, Héctor Alterio hace un espléndido papel de hombre desesperado por el vacío devorador que siente cuando no está con Goyita. Ana Torrent por su parte está desconcertante, perversa, con esa mirada tan turbadora, (con lo maja simpática que se la ve ahora de mayorcita). Luego también aparecen gente como Amparo Baró (Siete vidas) que da vida a Fuen, la madre de Goyita, Luis Politti, (Don Eladio) un argentino que interpreta a un cura, del que, curiosamente, es amigo del ateo de Alejandro. Su papel es entrañable, con la particularidad de verlo vestido de cura y con bigote. Habéis visto alguna vez un cura con bigote, ¿sí?, ¿y un torero con bigote?, ¿a qué eso no lo habéis visto?. Pues eso. A lo que iba, también sale entre otros Ovidi Montllor haciendo el papel de Manuel, el padre de Goyita. Ovidi compaginó varias facetas en su vida, la de poeta, la de cantautor y la de actor. Esta última no lo hacía nada mal. En el Nido interpreta a un guardia civil que se deja manejar por su sargento, interpretado (como no) por Agustín Gónzalez, (el papel de guardia civil lo borda). Por manejar se deja manejar por su familia, tratándolo su mujer con desprecio, siendo incapaz de imponer autoridad ante sus hijas. Un guardia civil rechaza el método autoritario, toda una rareza de la naturaleza.
Ahora os tengo que avisar que voy a contar una escena de la película. Si no la habéis visto y no os gusta que os chafen las escenas de las películas es mejor que no sigáis leyendo. El que avisa no es traidor. ¿Sí?, ¿no os importa?, pues adelante.
Hay una escena en esta película que me ha conmovido como pocas. Es cuando la familia de Goyita están cenando alrededor de la mesa y los padres se enteran de las andanzas de su hija. La madre le recrimina a Manuel que no se impone nunca con la niña, que siempre tiene que hacerlo todo ella. Hasta entonces Manuel siempre había respondido a las recriminaciones de su mujer bajando la cabeza e intentando poner paz en la mesa con poco éxito. Pero aquella noche no pudo aguantar más. Se levantó de la mesa con genio y mandó levantarse a Goyita de la mesa para que fuera a la habitación de al lado. Manuel se desabrochó el cinturón ante la puerta para que pudiera verla su mujer complaciente. Cerró la puerta y mandó a su hija que se echara en la cama boca abajo. Goyita no podía creer lo que iba a hacer su padre, no era propio de él, nunca le había pegado ni levantado la voz. Asustada, se estiró en la cama esperando el primer impacto del cinturón en su delicada espalda. Y empezó a zurrarla con el cinturón. Pero no, no la estaba pegando, estaba dando latigazos a la cama, Goyita se quedó perpleja por un momento, giró la cabeza y vio como su padre zurraba a la cama. Este le respondió con una mirada cómplice, tan generosa, tan compasiva... Me pareció el guardia civil más bueno del mundo. Esa escena me llegó tanto, que hasta alguna lagrimilla traicionera se me escapó. Mientras tanto la madre hizo un comentario que está a caballo entre lo trágico y lo cómico.
– Mírala, no grita ni nada, que jodía...
Si todavía no habéis visto esta película ya estáis tardando.
Ahora en el verano una de las alternativas para soportar mejor el calor aparte de la piscina y la playa es el cine. Te metes en una de las muchas multisalas que hay y te pones a ver la película en cuestión a una temperatura ideal, el aire acondicionado de los cines es cojonudo.
Una vez , una de las pocas veces que he ido a ver una película solo, se me acercó una de las chicas que trabajan como acomodadoras del cine y se sentó un rato a mi lado. Se Cruzó de piernas y brazos para ver un rato la película, complaciente, sabiendo de antemano lo que iba a suceder. Sonreía con cada guiño que mostraba la película, y cuando le escena era emotiva permanecía quieta mirando a la pantalla. Dejé de mirarla por un momento para no que no advirtiese que la estaba observando de reojo. La escena de la acomodadora mirando con devoción la pantalla de cine me recordó inevitablemente una espléndida película de Woody Allen, La Rosa Púrpura del Cairo. Cecilia (Mia Farrow) es una mujer que se refugia en el mundo del cine, en las historias románticas, los besos de cine, la vida glamurosa que mostraba el cine en los años 30. A Cecilia le gustó tanto La rosa Púrpura del Cairo que casi llegó a ver treinta veces la misma película. Un día, Tom Baxter (Jeff Daniels), el protagonista de la película que tiene encandilada a Cecilia, consigue traspasar la pantalla del cine para conocer a Cecilia.
La película es hermosa y amarga a la vez, aderezado con esos toques de humor tan inteligentes de Allen. La película es una dura crítica al mundo del cine en sí, de proyectar un mundo irreal .
«CECILIA: Verás... Aquí la gente envejece y muere y... y nunca encuentran el verdadero amor.
TOM BAXTER: De donde yo vengo las personas nunca te desilusionan. Son consecuentes, siempre puedes contar con ellos.
CECILIA: Así no encontrarás a nadie en la vida real.»
La película en definitiva es conmovedora, como la mayoría de películas de Woody Allen. La acomodadora se levantó de su asiento y me dijo al oído; - No se te ocurra dormirte, ¿eh?. Y se fue. Ayer fui a ver Harry Potter y el prisionero de Azkaban con mi hermana, le encantó. Se rió con las situaciones cómicas, se asombró con la magia de los pequeños brujos, pasó miedo con los dementores y los feroces hombres lobo. Dice que quiere ser Hermione, la amiga marisabidilla de Harry Potter, yo creo que le va el personaje al dedillo. La cosa es dejarse llevar un rato por la fantasía del cine.