Hace poco pude ver El sentido de la vida de los Monty Python en la versión extendida del dvd. Aunque parezca mentira, nunca llegué a verla entera hasta ahora. El dvd trae extras, el montaje del director y los comentarios (muy interesantes) de Terry Jones y Terry Gilliam sobre la película y muchos otros extras interesantes. Esta gente eran divertidos, caóticos, extravagantes, macabros, tirando al mal gusto a veces. Lo suyo era pura provocación.
La película no es otra cosa que una serie de gags entorno a la eterna búsqueda del sentido de la vida, desde el nacimiento de una persona hasta su muerte. Gags como el del profesor (John Cleese) dando una clase de educación sexual a sus alumnos, llegando hasta el final en sus enseñanzas... o el gag de los ingleses en plena guerra con los zulus, mostrando a unos flemáticos oficiales ingleses demostrando su condición de gente inalterable. O la maravillosa actuación musical de los católicos cantando que el esperma es sagrado. Los niños se salen, son encantadores, bailan y cantan burradas, pero de forma harmoniosa. Una de las actuaciones musicales más memorables de la película y diría que hasta de la historia del cine. La película es eso, una serie de sucesiones de locuras, algunas más inteligentes y divertidas que otras, todo hay que decirlo.
Y es que la idea inicial que presenta la película, es algo que más o menos todos nos preguntamos en algún momento de la vida. ¿Qué hago yo aquí?, ¿qué quiero hacer con mi vida?. Mucha gente ni siquiera se lo pregunta, o no tienen tiempo para ello, simplemente se dedican a sobrevivir. En mi caso carezco de un gran plan, se supone que debería tenerlo, pero no lo tengo, creo que todavía no he hallado el verdadero sentido de la vida, el mío quiero decir. De momento me dedico a vivir y a dejar vivir, que ya es bastante.
En la masía donde voy a comer cada día, C nos cuenta anécdotas de allá donde ha estado, nos cuenta recetas, chistes y todo lo que se tercie. C es el señor que regenta la masía, un hombre ya mayor pero con la agilidad de un chaval para subir las empinadas escaleras de la casa. Hace poco hablando con él, me enteré que se ha divorciado dos veces, y separado otras cuantas, que le faltan tres hijos para poder formar un equipo de futbol...Larga y agitada vida la de C, ¿todos esos divorcios tendrán algo que ver con el sentido de la vida?. C también nos contó no hace mucho que cuando era joven se apostó con un amigo que se comía cuarenta huevos duros, como Paul Newman en La leyenda del indomable (¿quién se copiaría de quién?). Por lo visto se los comió y ganó la apuesta, una apuesta fuerte. Conociendo a C, dudo que sea un farol, pero lo que si es cierto es que no debería ser muy amigo suyo su amigo.
Un compañero me contó que gran parte del tiempo que tenía libre lo dedicaba a hacer de chófer para llevar a su hija a jugar al futbol. Dice que está en la máxima categoría de su edad y que le encanta jugar al futbol, que ríete tú de la Ronaldinha. El caso de la hija de mi compañero me recuerda inevitablemente a Quiero ser como Beckham, aquella película donde una india quiere jugar a futbol cueste lo que cueste. ¿La hija de mi compañero encontró ya el sentido de su vida?, ¿y mi compañero?, ¿encontró el sentido de la vida haciendo feliz a su hija?.
A veces no nos paramos a pensar lo suficiente en nuestra vida y en qué queremos hacer con ella, simplemente nos dejamos llevar. Pero claro, para pensar en nuestras vidas ya están los bancos, los políticos, el sistema, la burocracía enmarañada. ¿Qué tal si pensamos nos paramos a pensar un poco más en el sentido de nuestra vida?, a lo mejor resulta que estamos siguiendo un falso sentido de la vida. De todos estos dilemas de la vida y su sentido, se podría hablar largo y tendido, pero para empezar no estaría mal empezar con un artículo como éste.
Ayer fue el cumpleaños de Maribel, un día marcado por la tragedia, sí. Pero no deja de ser bonito ver como cumple años. La alegría no se puede estancar en una laguna, tiene que correr como los riachuelos, serpentear por las laderas, llegar hasta el mar, y vuelta a empezar.
Últimamente tengo el extraño presentimiento de correr el peligro de petrificarme. La sangre no me hierve, es como si se me fuera solidificando poco a poco. Escucho canciones inspiradas, rasgo las cuerdas de una guitarra imaginaria y pienso. Permanezco sentado en una barca sin remos llamada desidia. Pienso frases rimbonbantes como las que acabo de escribir. Me abrumo por el bullicio, ninguneando en mitad de un lago, miro hacía la otra orilla y pienso. Hoy he vuelto a una aula, sentándome en un pupitre para diestros. Se me había olvidado ese detalle discriminatorio para los zurdos. Leo, veo y pienso. Paseo por las aceras, subo y bajo los bordillos con las manos metidas en los bolsillos. Leo, veo y pienso. Pienso que es ya demasiado tarde para seguir mareando la perdíz.
Morfeo ven a mí, acaba conmigo de una vez por todas, finiquítame, liquídame sin contemplaciones. Hasta mañana, claro.
Estaba cavilando sobre aquello de que ahora te regalan el A1, que se ha prolongado hasta los 125cc, si tienes antes el B1. Estoy hablando de carnets de coches, claro está. La noticia de esos regalos de carnets me recuerda que esto de las autoescuelas y los permisos de conducir, son una auténtica mafia. Y más aún cuando salga la ley de el carnet por puntos.
Con 17 años me apunté a la autoescuela con mi hermano mayor para sacarme el antiguo A1, el permiso para conducir motos de hasta 75cc. Mi plan era sacarme la teórica, que me valdría para el B1, para luego cuando tuviera los 18, sólo tuviera que hacer las prácticas de coche. Una vez nos hubimos sacado la teórica, la autoescuela nos mandó a mi hermano y a mí a hacer las prácticas de moto por las pistas. Consistía poco menos que en pillar una vespa y empezar a dar vueltas y vueltas a la pista, al más puro estilo Nanni Moretti, circulando en zig zag, haciendo el chorra, lo que se nos ocurriera. Mi hermano cogió una de 125cc y yo una de 75cc. Mi hermano antes ya se había sacado el carnet de coche al tener ya la edad suficiente e iba a por el A2, el carnet para conducir motos de alta cilindrada. Las motos eran prácticamente iguales, dos ruedas, un manillar, un acelerador... pero las cilindradas no. Y ahí estábamos nosotros, más largos que unos espárragos, montados en aquellas diminutas vespas. Cada vez que cogíamos una curva, daba el manillar en nuestras rodillas según, impidiendo así poder hacer los giros más cerrados. Más de una vez casi me salgo de la pista por no saber donde poner tanta pierna suelta. Pero aprobamos. Después de las pruebas de obstáculos y demás, aprobamos, cada uno en su cilindrada, pero habiendo hecho las mismas pruebas con prácticamente las mismas motos. Es por eso que me jode que ya puestos a regalar los carnets de moto, ya podrían darme el de gran cilindrada, ¡que la puebas fueron las mismas!.
Un par de años después, habiendo dejado un poco de lado lo de sacarme el carnet de conducir (el de coche, se entiende) decidí sacármelo ni más ni menos que en Melilla. Por aquel entonces estaba haciendo la mili en aquella claustrofóbica ciudad. Digo clautrofóbica porque prácticamente los paseos por allí se limitaban a la zona española, osea, exclusivamente a la ciudad. Decidí apuntarme a una de las autoescuelas de la ciudad al ver que me sobraba mucho tiempo libre por las tardes, la ciudad la tenía ya más que vista y cuando acabara todo y me pusiera a trabajar, sabía se me iban a hacer cuesta arriba las clases. Y así fue como me apunté con un valenciano llamado Frasquets que estaba en mi mismo caso, bueno, peor. Él antes de incorporarse a filas se había sacado la teórica y tenía que sacarse las prácticas antes de seis meses, si no lo hacía caducaba la vigencia de su exámen teórico. En mi caso no había problema habiéndome sacado el A1, no tenía ningún plazo concreto, si acaso el tiempo que fuese a estar en la ciudad del continente africano. En el tiempo que estuve haciendo las prácticas tuve a tres profesores diferentes, a cada cual más singular.
El primero, de cuyo nombre no quiero acordarme, era un señor de unos cincuenta años que me recordaba mucho a Sánchez Dragó, mirándome siempre con las gafas en la punta de la nariz mientras bajaba la cabeza para dirigirse a mí cuando me hablaba. Con este señor no aprendí absolutamente nada, bueno sí, unos cuantos chistes malos y todos los chismes de la ciudad. No hacíamos otra cosa que dar vueltas y vueltas a la ciudad, aminorando a cada dos por tres el paso para que pudiera saludar a medio pueblo que presumiblemente conocía. Por saludar saludaba hasta a un perro cada vez que pasábamos por una calle concreta. Me decía; - Para, para... ¡PLAS!, ¡PLAS! -manotazos en la puerta- ¡¡Negrooooo!!, ¡ven pa acá!, ¿cómo está negro? ¡É el negro!. Me decía girando la cabeza hacía mí todo emocionado. El perro se acercaba al coche y se dejaba acariciar. Y así con todo, me preguntaba de que si de dónde venía, que si era del barça...todo menos aprovechar la hora de clase a verdaderamente enseñarme a circular. Si hubiera seguido con él puede que a estas alturas confundiría más de una vez los significados de algunas señales de tráfico y me montaría películas como ésta.
Después de el doble de Sánchez Dragó tuve por profesor a un brigada de mi cuartel, ni más ni menos. Cuando me enteré que mi profesor era un brigada destinado en mi mismo cuartel se me vino el mundo encima. Pues no estaba harto yo de ver mandos para tener como profe uno de ellos. La primera clase fue un desastre. Entré en el coche saludando con un "a la orden mi brigada" a mi profesor.
- Diego, llámame Diego, aquí olvidémonos de rangos y formalismos militares.
- A la orden mi brigada...
- Que te he dicho que te olvides del rollo militar, llámame Diego.
- Mi brigada, digo, mi Diego...¡digo Diego!, eso. Que digo yo que después de tanta comedura de coco, ya reacciono sin pensar.
- Curiosa crítica a las fuerzas armadas. Anda, colócate bien los espejos y arranca, que salimos.
La primera clase me la pasé intentando no volver a soltar la coletilla del "mi brigada", más de una vez le quise decir, ¿a la izquierda o a la derecha, mi brigada?. A pésar de todo, Diego hizo bien su trabajo, aunque se cahondeara de mi cada vez que quería poner el intermitente y presionaba la palanca del claxon gritando al gentió con sorna; - ¡Adiós Manuel! . Aparte de eso, Le saqué bastante provecho a las prácticas que hice con él.
El tercer (y último) profesor que tuve era un tal Alejandro. Un tipo con pinta de informático, más que nada por su apariencia desaliñada. Alejandro al igual que el dobre de Sánchez Dragó tenía el acento característico de los allí, una acentillo que recordaba al que tienen los de las islas Canarias. También aprendí bastante con él, me preparó bien para el exámen. Pero también tuve mis discrepancias cuando me dijo cómo tomar referencias para poder aparcar correctamente. Yo le dije que me gustaba más el sistema que me enseñó Diego para aparcar correctamente, que lo veía más fácil. Alejandro perplejo por mi insoburdinación me dijo que probara su sistema y que luego decidiera cual me gustaba más. Y así lo hice, aparqué tal y cómo él me enseñó, para luego preguntarme con qué sistema me quedaba. Yo le dije que con el de Diego. Después de eso me dedicó una mirada asesina que luego se convirtió en un mutismo de lo más inquietante durante el resto de la clase. Unas cuantas prácticas más y llegó el día en que decidí subir a examinarme. Con la particularidad de qué al carecer de un permiso especial para ir de paisano por la mañana, tuve que examinarme vestido de soldadito españó, con botas y todo, teniendo una franja identificativa con mi segundo apellido como protagonista absoluto, Cruz. Pues eso digo yo, ¡qué cruz!.
Pero al final aprové, con un par...de botas. ¿ A todo esto, tenéis historias parecidas sobre las autoescuelas, sus profesores y examinadores?.
Nota: Buscando información sobre la peli de Nanni Moretti , volví a toparme con el amigo jio. Una fuente se sabiduría jeje.
Es la última vez que le doy dinero a mi hermana para que se pueda comprar el Súper Pop, la revista de las eternas adolescentes. Súper pop, tiene gracia el nombre, al menos es un nombre coherente con la revista, súper efímero. Recuerdo que de crío veía a las niñas comprarse el súper pop, y otras revistas parecidas. Por aquel entonces los guapitos eran Rick Astey, Jason Donovan, David Summers, Richard Marx... Me dio por ojear un poco la revista donde entrevistan a los actores de los Serrano, a Andy y Lucas, o a el guapito de turno de Hollywood. Todo ello con expresiones tan molonas y desenfadadas como "mogollón", "fijo", "súper" y cosas así, abusando de los signos de admiración y afirmando que todo es muy "guay" . Hasta ahí todo bien. Lo que me deja con la mosca detrás de la oreja son los consejos que dan para ligar con los chicos, ténicas infalibles según la revista, aderezado con sortilegios para encantar al chico en cuestión. Eso y los relatos de niñas contando sus experiencias en el encriptado mundo del amour, me ponen malo, me resulta aberrante. El caso es que veo a mi hermana ensayar los trucos infalibles comentan en la revista, son chiquilladas, ya lo sé, la niña se hace mayor, ya lo sé también, y qué se me agudizan mis sentimientos de retrógrado y rematado carcamal también. Pero es que es mucha la pavonería la que flota en el aire. Pavo´s in the air, como diría Barry White. Tenía leído ya un buen trozo de la revista cuando me encontré con un artículo que me dejó tieso (y no va con segundas), explicaban un truco para colocar correctamente un condón. ¡Dios!. Cerré la revista apresuradamente y la aparté de mi lado lanzándola hacía el infinito.
De acuerdo, estamos en el siglos XXI, el sexo habría que hablarlo abiertamente, de cara a los niños, pero no, no me gusta la colección de frivolidades que se encuentran en la revista. Tendrían que tener en cuenta que todo lo que digan en la revista pueden tomárselo a la tremenda las niñas, confundiéndolas más todavía, las idiotiza, más de lo que ya están si cabe. Padres, hermanos mayores, gente que se preocupa por las lecturas de las zagalas, lean atentamente lo que leen las criaturas, hablen con ella, díganle que se arrepentirán, que avergonzarán en un futuro no muy lejano de su etapa súper popera, "sugieranle" lecturas más recomendables e instructivas, igual de lúdicas, pero con más sesera. Por que sepan que después de Súper pop pasarán a revistas de las mujeres de hoy, de moda femenina, de mujeres jasp, jóvenes aunque sobradamente preparadas, revistas repletas de tests sobre los más diversos y estúpidos temas.
De momento le tengo requisada la revista, hasta nueva orden. Ajj!, me está creciendo peligrosamente un ridículo bigotillo fascistoide.
Ayer yendo en coche, casi me salgo de la carretera al coger una curva, el coche patinó por culpa de la calzada mojada. Me cogió por sorpresa escuchando a los feliz interpretar su particular versión de September de Earth wind and Fire rebautizada como "la noria". Viva la fiesta y el rock and roll, despendole, jarana y follón... cantaban los jodíos. Me puedo imagino la necrológica. "Joven despreocupado cae por un barranco al salirse de la calzada por culpa del suelo mojado y la falta de pericia del despreocupado en cuestión. Cabe comentar que según las pesquisas de la policia, el sujeto estaría escuchando en el momento del siniestro a los feliz. Dulce ironía". Lo gracioso de todo esto es que precisamente el día anterior le había cambiado los neumáticos delanteros por unos nuevos.
Esta manaña de domingo me he levantado sobresaltado por una banda de música interpretando canciones carnabaleras. ¿Tanto bebí anoche que no me acuerdo ni en qué día estamos?. Hice un repaso mental acostado en mi cama sobre que fecha señalada podría atraer a una orquesta de tamborileros y un puñado de sopla vientos. No caía. Luego interpretaron la sintonía de los dibujos de Sin-chan, gritando todos a una un fuerte y mal entonado - ¡trooooompaaaa, trooooompa!. Por un momento creía que me lo decían a mí. Luego atacaron con un tema de James Brown, que fiesteros. Me levanté de la cama y me asomé a la ventana. Al fin se pusieron en marcha las pocas neuronas que me quedan, se trataba de la inaguración del nuevo centro cívico. El centro cívico más grande de mi ciudad lo voy a tener al lado de casa.
Hacía tiempo que no escuchaba el Pet Sounds de los Beach boys, esta mañana lo he hecho. Escuchar un disco tan maravilloso como éste, con ese good vibrations que transmite tanta vitalidad. Resulta emocionante escucharlo, a pesar de sentir que detrás de una gran fachada, puede esconderse la más triste de las ruinas.
Me voy a asear, a hacer de maestro cocinillas y luego a culturizarme un rato con Eduardo Mendoza. Que hay que ver lo rebuscado que es el hombre, que cervantino hostias.
Anoche las pasé bien putas. Un gripazo me pilló desprevenido y me puso de vuelta y media el cuerpo. Sudores y escalofríos se alternaban mientras un intenso dolor de cabeza me taladraba los sesos. Una noche muy pero que muy mala. Ahora estoy de vuelta de la visita de la señora gripe, ahora toca tener entrapadas las vías respiratorias. A veces se me olvida echar el aire al respirar, como decían los Ronaldos. Cierro la boca y con la congestión nasal, cuando me descuido acabo ahogándome. Eso me recuerda al Pericles, Pepe para los amigos, el hijo de Sopalajo de Arrierez y Torrezno, el jefe de una tribu en Astérix en Hispania. Pepe cogía aire y dejaba de respirar para conseguir sus propósitos, caprichos de niño consentido. Aguantaba la respiración poniéndose colorado, esperando a que ocurra algo. Siempre se salía con la suya, todos acababan complaciéndole.
Afortunadamente el mal trago pasó pronto, una gripe más. Cuando la salud me abandona como una alpargata vieja, me acuerdo de la de cosas que puedo hacer cuando gozo de buena salud, de lo impotente que te sientes al ver que no puedes controlar tu propio cuerpo. Todas estas observaciones no son nada comparado con catástrofes de la magnitud cómo lo que ha sucedido en Asia. Allí no dio tiempo siquiera a pensar. ¿Dónde estaban los sismólogos?, ¿qué estaban estudiando mientras se gestaba ese terremoto?. Me da la impresión de que se podría haber hecho algo más, haber estado más al tanto de los últimos movimientos sísmicos, todo lo que fuera posible para alertar a tiempo a la población.
No sé si seré caprichoso o qué, per a veces me dan ganas de aguantar la respiración por el soberano enfado que me producen estas cosas. Tendré que probar, a ver que ocurre.
pd. Por cierto, he decidido cambiar de dirección de correo, hotmail va de puta pena. Mi nueva dirección de correo es david.burdon@lycos.es. Lo digo porque habrá gente como Javi, que a lo mejor estará esperando un email mío que soy incapaz de contestar puesto que hotmail no rula. Ojalá todos los males fueran como éste. ¿Qué quién es Javi?. Javi es un fan de los Ronaldos y de los Enemigos que ha descubierto esta cabaña con aires Joselenianos gracias a éste post, bienvenido seas, dicho sea de paso. Éste será el último post del año, seguramente. Si no nos vemos antes, que tengáis una feliz entrada para el nuevo año. ¡Nos vemos!.
Bueno, pues ya estamos de vuelta. Quién me iba a decir a mi que iba a asistir a una boda con más de trescientos invitados, si hasta el alcalde estuvo allí, que por lo visto somos familia y todo, en nuestra misma mesa se sentó el alcalde y su mujer. Desde luego no podía ser otro que mi primo (y su ya esposa) los que reunieran a tan variado plantel de invitados. Mucho comer, más de beber, mucho bailoteo y muchas más risas. Pero si hay algo que me gusta de estas bodas es ver a la panda de amigotes del novio bailar el “torero” de Chayanne con una pajita en la oreja imitando el micrófono del conocido cantaor de pachangadas, y bailar a lo Chayanne moviendo sus carnes de arriba a abajo con una soltura fuera de las leyes de la gravedad. Impresionante, a la vez que desternillante. La niña repelente del “antes muerta que sensilla” se hizo notar, ¡cinco veces la pusieron a la condená!. Pero total, lo bailamos igual. Antes muerta que sensilla.
¿La familia?, bien. Nos pusimos un poco al día de que hacía cada uno, de las futuras bodas, de los futuros encargos a la cigüeña, de las presiones a los que somos sometidos para que nos casemos mis hermanos y yo. Un cuñao nos pidió que le daba igual si nos casábamos por la iglesia, como por lo civil, como por el islam, pero el caso es que nos “arrebujáramos" de alguna forma con la novia” y así poder tener una excusa para , montar un sarao en Barcelona. Vuelvo con unos kilos de más, como ya es habitual en cada visita al pueblo. Parece que nos quieran cebar para luego sacar de nosotros suculentos choricillos.
- ¿Queréis algo niños?.
-No abuela, llevamos todo el día comiendo y bebiendo y ayer en la boda nos hartamos de más de lo mismo.
Pero nada, no sirve de nada que les digas que no. Empiezan a sacar platos de jamón, de queso, de lomo, pastas, rosquillas, vinos, refrescos...hasta cubatas nos ofrecía.
En estos viajes al pueblo sueles enterarte de cosillas del pasado de tu familia. Una de las cosas que desconocía era que mi abuela provenía de una familia adinerada de la zona, de mucho dinero. Pero que al enamorarse de mi abuelo la desheredaron y pasó a ser una más del pueblo, condenada a sufrir todos las carencias de aquellos años. Y otros detalles más que parecen el guión de una película por lo dramáticos que resultan. Pero ahí está mi abuela, lúcida como pocas para poder contarlo.
La vuelta ha sido dura, casi doce horas de viaje. Hemos ido a la inversa de la dirección del sol, de poniente a oriente, escuchando a gente como los chicos de Ojos de brujo, dejando flotar el aire flamenquillo, la fusión Dani Macaco y el encanto natural de Marina, su vocalista. La situación tiene danger, mucho danger...
Esta mañana me he levantado algo más pronto de lo habitual -siendo domingo más aún- y he puesto la radio de fondo mientras desayunaba. Estaban dando el programa de Radio 1 “No es un día cualquiera” conducido por Pepa Fernández. El tema a tratar era el resentimiento, el significado del resentimiento para ser exactos. La tertulia resultaba interesante puesto que se dedicaron a debatir desde distintos puntos de vista el significado de ese malestar, un malestar que podía llegar a ser crónico para algunos. Venían a decir que el resentimiento es el revivir una y otra vez algo que ya ha acontecido, algo malo como es de suponer, con lo cuál te produce ese malestar una y otra vez. Decían que en muchos casos no tenía cura, que los resentidos eran egoístas al empecinarse en según que cosas, cosas que a lo mejor son intranscendentes. Incapaces de perdonar al que ha cometido un error, siendo siempre “ellos” los equivocados y los provocadores de la ofensa a su persona. También comentaban que el resentimiento tenía tres posibles curas, la venganza, el olvido o el perdón. Total, que la tertulia resultó de lo más interesante.
El resentimiento lo puede sufrir cualquiera en algún momento, yo mismo lo he sufrido, algo que no me ha servido de nada puesto que sólo lleva a la amargura. Y aquí viene donde enlazo una tertulia dominguera con el grupo de Antón Reixa, “Os resentidos”. Me pregunto el por qué de el nombre. ¿Realmente en aquel momento eran unos resentidos?. Kiko Veneno contaba en “Estaba lloviendo” un remedio para el resentimiento. Pura filosofía de vida la del Kiko.
Eso lo cantaba en “Está muy bien eso del cariño”. Ahora tiene una canción que está empezando a tocar en sus conciertos llamada “Satisfacción”, una medicina contra el resentimiento, buscar la satisfacción. Puedes ver la historia de su nuevo disco en su web y el vídeo en directo de “Satisfacción” que tocó este verano en el Fòrum. Pero si quieres llegar directamente al vídeo pincha aquí.
Ah, y para acabar de rematarlo –digamos que al resentimiento- os dejo un enlace a un relato autobiográfico de uno de los colaboradores de “No es un día cualquiera”, el inigualable Andrés Aberasturi. Son unos recuerdos muy simpáticos. Lo mejor es el final. :-)
En “El crepúsculo de los dioses” contaban el cambio radical que sufrió el cine con la llegada del sonido. Las viejas estrellas del cine mudo habían quedado relegadas al olvido. El sonido era la gran revolución. Norma Desmond, una vieja gloria del cine mudo, gritaba con convicción; "¡No necesitábamos diálogos. Teníamos rostros!”.
Aunque la llegada de el sonido en el cine fuese algo inevitable, algo de razón si que tenía Norma Desmond. Un buen ejemplo es ver como en los restaurantes siempre hay una pareja que permanece sentada, esperando la comida o simplemente tomando los cafés después de una romántica cena. He visto parejas que permanecen en silencio, cogidos de la mano, estudiando sus caras, sus expresiones, todo sin gesticular palabra alguna. Una vez esperando me tocó esperar en la puerta de un restaurante hasta que desocupara alguien alguna mesa. No me importaba demasiado los que se limitaban a comer y a charlar mientras cenaban. Los que me jodían eran dos o tres parejitas de estas que seguramente hace poco que están saliendo y se resisten a abandonar su mesa, habiendo acabado de cenar, de charlar y de tontear. ¡Joder, que hay gente fuera pelándose de frío!. Si nunca he entrado en el restaurante para montar una escenita es porque yo mismo he hecho y hago lo mismo en un restaurante. Hablar con los ojos, los gestos, las manos... recrearme en ese momento con la moza que tenía delante.
Pero bueno, otra vez me voy por lar ramas. Lo que quería contar es que he visto El crepúsculo de los dioses de Billy Wilder. Otra película de la que había oído hablar mucho pero que nunca había visto. La película está muy bien narrada. Cuenta la historia de Joe Guillis (William Holden), un guionista de Hollywood venido a menos que escapando de sus acreedores va a parar a una decrépita mansión regentada por una vieja estrella del cine mudo, Norma Desmond (Gloria Swanson) y Max, su fiel mayordomo. Norma le pide a Joe que lea un guión que ha escrito ella misma para volver al cine por la puerta grande. Joe accede a leer su guión y a adaptarlo para llevarlo a cabo. Desde ese momento se produce una extraña relación de amor odio entre los dos que acabará de la peor manera posible. La película es rara, extravagante, y atípica al ver a una vieja estrella del cine mudo, la propia Gloria Swason interpretarse así misma. Al igual que Max, el mayordomo, en la vida real fue su descubridor, el director de sus primeras películas y su primer marido. Hasta el director Cecil B. De Mille aparece interpretándose así mismo. La película muestra el lado más crudo y cruel de Hollywood. Por un lado la locura paranoica de Norma Desmond al creer que sigue siendo una estrella querida y aclamada por el gran público, y por otro lado está la historia de un guionista de segunda fila que podría ser la historia de infinidad de guionistas que fueron a Hollywood buscando una oportunidad y acabaron encontrándose con la cruda realidad.
Pero la que se sale en la película es la Gloria Swanson exagerando sus poses, sus miradas perdidas, su forma de hablar, divina y monstruosa a la vez. Para los que no la hayan visto recomendaría que la escucharan en versión original, así se puede apreciar su divinidad en todo su esplendor.
"No puedo continuar con la escena, estoy muy contenta... Sr. De Mille, ¿le importa que diga unas palabras?... Gracias. Sólo quiero decirles a todos cúanto me alegro de estar otra vez en el estudio rodando una película. No saben cuánto los he echado de menos. Y prometo no volver a abandonarles, porque después de "Salomé" haremos otra película, y después otra. Esta es mi vida, siempre lo será... No hay nada más, sólo nosotros, las cámaras, y toda esa gente maravillosa en la oscuridad... Sr. De Mille, estoy preparada para mi primer plano...". Norma Desmond (G. Swanson) en el monólogo final de la película.
La palabra es poderosa, la expresión también. Unidas pueden ser todo un lujo de sensaciones. Tal vez la próxima vez que vea a una de esas parejitas jugando con los silencios en un restaurante seré menos irascible, y más pragmático. Me pediré un bocadillo caliente en el bar de al lado.
Lo más cerca que estuve de vivir en una granja fue en una visita a un pueblecito perdido de Segovia. Fue hace muchos años. Unos amigos de mis padres nos invitaron a toda la familia a pasar unos días en su casa. Recuerdo que mientras íbamos en coche, leíamos con especial atención todos los letreros, no fuera a ser que nos pasáramos de largo. Aquellas tierras estaban envueltas en una densa niebla que impedía ver el horizonte. Las casas de los alrededores parecían abandonadas, como si estuvieran en mitad de una hibernación. Al cabo de unos cuantos kilómetros más leímos el nombre del pueblo en un letrero. - ¡Por fin!, exclamamos todos. Aquello ya empezaba a parecerse a un viaje a ninguna parte. Vimos unas cuantas casas desperdigadas a los dos lados de la carretera, aquello no podía ser el pueblo, sólo eran cuatro casas de nada. Avanzamos un poco más y en el siguiente cambio de rasante nos encontramos con otra inmensa llanura. No podía ser, ¿aquello era el pueblo?.
Dimos media vuelta y retrocedimos hasta llegar a la altura de aquellas casas. Efectivamente, aquellas cuatro casas eran el pueblo que buscábamos. Al momento, un chico nos hizo unas señas con la mano al pie de una casa. Era Lolo, el hijo de nuestros anfitriones. Nos presentamos ante él y nos llevó hasta su casa. Recuerdo que cuando me estrechó la mano me la zarandeó con más fuerza de lo que estaba acostumbrado. En la puerta de la casa nos recibieron sus padres y sus otros dos hijos. Los hermanos de Lolo eran como él, fuertes, de espaldas anchas y con unos coloretes en las mejillas muy propios de la gente de campo. El padre tenía un rostro marcado por el tiempo de aquella zona, tenía una cara áspera. La madre en cambio, era lo más parecido a una santa. Tenía que serlo a la fuerza. Tener que hacerse cargo de que su marido y sus hijos siempre llegarían a casa con las botas llenas de barro. Al vernos ahí plantados de brazos cruzados nos hizo entrar a todos para adentro para encender las brasas de la mesa camilla. El frío de aquel lugar me estaba calando los huesos.
No recuerdo mucho más de aquellos días. Que la casa era humilde, que el padre era severo con sus hijos a la hora de mandarles las tareas de la granja. Dar de comer a los cerdos, a las gallinas, ordeñar las vacas a horas indecentes... Recuerdo como mientras estaba arropado en mi cama, escuchaba a Manuel hablarles en voz baja a sus dos hijos mayores para encomendarles las tareas del día de buena mañana. Un montón de tareas que tenían que hacer y que hacían sin poner ni una sola queja. Tan sólo el pequeño de unos 8 años o así, se quejó una vez porque quería quedarse más tiempo en casa jugando con nosotros. Manuel, su padre, le dedicó una mirada de estar acabándosele la paciencia que daba miedo. En nuestra visita nos dio tiempo a ver Segovia, el acueducto, el famoso restaurante Cándido, el centro histórico... y el tiempo, que tiempo más gris, era cómo si invitase al recogimiento en las casas. Creo que las pasaría canutas en una granja. Nada que ver con el invento televisivo de Antena 3. Ahora que lo pienso, me apetecería dar una vuelta por Segovia. Más que nada por saber si el acueducto me sigue pareciendo tan monumental como entonces.
Hace ya un año que me dejaron un libro que habla sobre la vida y obra de The Clash, “Nuestra rebelión personal” . Me lo dejó un amigo y todavía no se lo he devuelto. El caso es que ha pasado a ser un objeto más de mi habitación, es como si hubiera estado siempre conmigo. Supongo que un día de estos se lo tendré que devolver, no creo que me lo haya prestado para toda la vida, toda la vida es mucho tiempo, ¿no?.
Y es que hay cosas que les dejas a la gente un buen día y si te he visto ya no me acuerdo. Cosas valiosas para ti como unos comics de Súperlopez que le dejamos a Burguillos y nunca más supimos de ellos (aún siguiendo en contacto con él). También adoptamos en casa una cinta de Metallica, y allí se quedó, y más libros que ahora no recuerdo... Una vez le dejé a un amigo de mi hermano pequeño el disco “Hablando Solo” de Ariel Rot a cambio del “Cenizas en el aire” del mismo Rot. CUATRO PUÑETEROS AÑOS tuvieron que pasar para que mi disco volviera a mi vera y él suyo a él. Para entonces ya me había encariñado de el “Cenizas en el aire”, un disco muy digno de Ariel, “Hablando Solo” se había convertido en un desconocido para mi. Ahí está, no lo he vuelto a escuchar más. Ahora que lo pienso, le dejé el “Of the Wall” de Michael Jackson a mi cuñada y todavía no me lo ha devuelto ni nada, a saber por donde andará. Y es que tiene que tener mucho cuidado de saber qué es lo que dejas, y sobre todo a quién.
Bueno pues dicho queda, por si me lee Josep y quiere recuperarlo. Madre mía, quién me entienda que me compre. Hace un momento estaba escuchando “The philosopher´s stone” de Van Morrison y ahora estoy escuchando “Canciones irreverentes” de los Toreros Muertos. Mi agüita amarilla, laralaralalalaa...
Foto de archivo: Mostrando el libro en cuestión
Piquillo Peppers era el nombre ficticio de un grupo que nunca existió pero que bien pudo haber existido. El nombre se me ocurrió hace unos años al leer la carta de tapas de uno de esos “museos del jamón” de Madrid. Lo de Peppers supongo que lo pusieron por lo de que Madrid es una ciudad cosmopolita, o eso dicen.
Tenía pensado escribir la historia de un grupo llamado los Piquillo Peppers, un puñado de mataos que se lanzan a la carretera haciendo bolos en pueblos de la España profunda. Pueblos tan y tan profundos que entre sus “fans” podría encontrarse el clon de Chus Lampreave (que gran actriz) diciendo; - Yanquis!, qué sois todos unos yanquis!, ¡dejar la drogaína!. Gente como el típico viejo que baila a piñón fijo todos los temas, aleteando con sus brazos como un pollito espasmódico. Corrillos de mozos de carrillos prominentes en pleno maratón etílico. Chiquillas de camisa lisa y falda a cuadros, enseñando algo más de sus rodillas desnudas. El grupo intentaría tocar sus temas pero los mozos del pueblo le pedirían el Paquito el Chocolatero, los Piquillo se negarían a tocarla y entonces se armaría la gorda y saldrían pies para que os quiero de allí.
Pero estoy cansado, no me apetece estrujarme la única neurona que me queda.
El que me conoce un poco sabe que sigo la pista de todo lo que hace y deja de hacer Josele Santiago con los Enemigos (su antiguo grupo) y todo lo que está haciendo ahora, que es monstruosamente visceral. Me han avisado de cuando daban por la tele conciertos de los Enemigos, de cuando actuaba Josele len Radio3, de crónicas de conciertos (como el que me pasó trapo). Todos se acuerdan de mí cuando ven algo de este señor o de su antiguo grupo. Siempre lo agradezco, por partida doble, por pasarme esa información y por acordarse de uno.
Turquinho, después de mucho tiempo de no saber de él se ha acordado de mí al leer algo sobre Josele. Y va el tío y aparece por arte de magia. Me dejó un link de los que me gustan, uno de esos links sonoros, o mejor dicho "soníricos". Es por eso que os invito a que me acompañéis a mirar (y escuchar) destrangis un par de temas de un concierto de Josele Santiago. ¡Esconderos tras las cortinas no os vayan a pillar!.
Y bueno, últimamente tengo la cabeza en otra parte, perdonar si me disgrego. Me quedaré calladito un rato. Pero antes de eso entremos a curiosear como suena el Josele en concierto...
Y esta otra de los Enemigos tocada con su acústica.
Paquito
De un tiempo a ésta parte, vengo fijándome en mi miedo por que me caiga algo desde las alturas. Es como si temiera que se desplomase sobre mi cabeza el cielo, algo parecido a lo que le pasaba a Abraracúrcix. Cualquier ruido, cualquier golpe sospechoso que suene en el aire, crea en mi una reacción instintiva de protección, me llevo las manos a la cabeza para intentar proteger mi cabeza de aquel inesperado suceso.
Ignoro de donde me vendrá ese temor por creer que algo caerá sobre mí, algo así como una de las enormes piedras que le caían al coyote en su eterna persecución frente al correcaminos. Tal vez debería de llevar siempre conmigo un escudo como el de Abraracúrcix, seguro que le sacaría muchas utilidades. Podría resguardarme por ejemplo de la lluvia, o utilizarlo a modo de frisbie con un mamut del pleistoceno. Me lo llevaría a la nieve para poder tirarme por las laderas blancas, me escudaría de los mal hablados... - aaaah, ¡todo lo que me digas te rebota!. Y como no, me escudaría de cualquier fenómeno extraño que sobrevolase por encima de mi cabeza.
Hace poco cayó desde el cielo una plancha de tres metros de largo a dos metros escasos de mí. Inconscientemente me llevé las manos a la cabeza y me agaché. Me quedé paralizado mientras oía gritos a mi alrededor.
Decididamente creo que voy a mirarme seriamente lo del escudo.
Hola, esto es un mensaje en una botella, a la vista está, ¿no?. Escribo este mensaje por dos motivos; porque tengo mucho tiempo para estas menudencias y porque me parece que es una buena cura para ahuyentar los malos espíritus.
Bueno, podría incluir un tercer motivo. Porque me atrae mucho la idea de saber que algún día alguien pueda encontrar esta botella con mi mensaje. Saber que un inmenso océano engulló mi botella, llevándola de aquí para allá dependiendo de la dirección del oleaje que marcase el influjo de la luna. El que encuentre esta botella en medio de la nada debe saber que lo que un día escribí aquí ya no soy yo, como diría Jorge Drexler, es simplemente el eco, del eco, del eco de lo que un día dije.
Antes de nada, quisiera presentarme, soy el que escribe esto y el que lanzó en su día esta botella. Una vez presentado puedo contarle un poco de que va esto. En este mensaje podría hablar de el estado del ecosistema, de la política internacional, o de lo caro que está todo. A más de uno he visto comprándose un coche por fascículos, como las bicicletas de Zipi y Zape. Pero como soy como el maestro Liendre, que de todo sabe y de nada entiende, haré un ejercicio de egocentrismo, que de eso trata este mensaje.
A veces, cuando me quedo solo, pienso lo impensable, para luego caer en la cuenta en que si yo lo pude pensar, dejó de ser impensable. Pero también pienso otras cosas más terrenales, como que pasaría si el tiempo se detuviera y quedásemos atrapados todos en un momento en concreto. Si pudiera elegir, un buen momento sería un beso, ¿no?. O tal vez no, tal vez al caer en la cuenta de que aquel momento sería eterno, hacía el infinito y más allá, sería la peor de las pesadillas.
¿Sigue ahí amigo?, no querría aburrirle con mis desvaríos, aunque bueno, es usted tan libre de leer este mensaje como de lo contrario. Si quiere, puedo contarle mi adicción al olor de los fósforos, no lo puedo evitar, me gusta. ¿Eso será el primer síntoma de un pirómano en potencia?. Debo confesar también que cuando un suceso inesperado ocurre, algo que salga fuera de lo habitual, tiemblo. Mis piernas me flaquean, el pulso se me acelera, es un estado detesto sólo con saber que no puedo controlar la situación, sólo me faltaría extender los brazos dejando las palmas de las manos caídas y gritar ¡mira como tiemblo!, acompañado de una mueca extraña. Otra cosa que por el contrario suelo hacer inconscientemente es poner cara de poker. Un semblante como de ausente, rozando los limites de la parsimonia. Estas dos caras tan opuestas hacen confundir a más de uno, lo que no saben es que soy yo el primer confundido.
Ahora que lo pienso, puede que quién encuentre esto sea un chino, un japonés, o cualquier habitante de Asia, que digo yo que ya sería caprichosa la mar para que llegase hasta allí. Y digo yo, si usted es chino, ¿cómo coño se está enterando de todo este rollo que estoy contando?, una de dos, o usted domina el español y toda la jerga que ello conlleva, o realmente esto es un cuento chino. A todo esto, ustedes los chinos tienen fama de suspicaces, ¿no?. Nada, cosas mías..
Releyendo lo que acabo de escribir, acabo de darme cuenta que he escrito coño, que poco tacto tengo. Puede que esto lo esté leyendo un alma cándida, un niño o una niña de trencitas. Si fuera así, perdonar mi vocabulario niños. Las palabrotas son casi lo de menos, más grave es que os mientan. Niños, los reyes son los padres, que lo sepáis. Esto de los reyes es la conspiración más grande que existe en el mundo. Y que decir de las rocambolescas historias que se inventan para explicaros de donde vienen los niños, que si la cigüeña los trae de París, que si papá abejita le pone una semillita a mamá abejita...¿¿pero qué mamá abejita ni que ocho cuartos??. Los padres, todo lo hacen los padres, que lo sepáis niños. Los padres saben la verdad y tienen la obligación de decírosla, y si no, convocáis unas elecciones de urgencia para elegir a unos nuevos padres.
Cambiando de tercio, el verano se nos va. Pronto la noche y el frío ganarán protagonismo frente al día y el calorcito del verano. Una de las cosas más tristes que conozco es levantarme muy temprano para ir a trabajar, cuando todavía es de noche, y luego volver a casa de noche otra vez. Me parece tristísimo. Creo que no podría vivir en un país del norte donde la mitad del año es de día y la otra es una mezcla sucedáneo de noche, una luz mortecina capaz de deprimir a cualquiera. El día y la noche tienen su razón de ser, el amor y el dolor también, lo malo es cuando la balanza pierde su equilibrio.
¿Te has parado a pensar por qué hay gente que lanza al mar mensajes en una botella?. Aparte de si eres un naufrago o algo parecido, es lo que decía en un principio, es como una forma de dejar algo de ti en esa botella, a sabiendas de las pocas probabilidades que tienes de tener noticias de ella. Lanzas algo de ti hacía la inmensa nada, o el inmenso todo, según se mire. Lanzas en definitiva muchas de tus esperanzas y frustraciones.
¿Sigues ahí amigo?, ¿de verdad leíste todo el mensaje?. No, si al final si te conociera te habría cogido cariño y todo, suelo tener esa mala costumbre. ¿Te distes cuenta que he pasado de hablarte de usted a hablarte de tu?. Ya te lo dije, tengo esa mala costumbre.
Hasta siempre.
Josele Santiago dijo en una ocasión que su superhéroe favorito era Spiderman porque dudaba constantemente de todo. Supongo que al dudar tanto, le hacía más cercano a la gente corriente. Debo tener algo de ese bicho con patas puesto que cada día dudo sobre infinidad de cosas, algunas de lo más banales y otras no tanto. Dudo de con que pie me levantaré por la mañana, dudo si cerré bien aquella ventana, si estoy echando el detergente adecuado a la ropa. Y dudo, y dudo y dudo, dudo de las cosas que te dije, que te digo y que te diré, y me arrepiento, me arrepiento de cosas que dije o pensé. No creo en aquellos que dicen que no se arrepienten de nada de lo que han hecho, mienten, todo el mundo en algún momento se ha arrepentido de algo. Dudo sobre que habría pasado si Lennon no hubiese muerto. Dudo que hubiese pasado algo. Dudo de los que me rodean, de hasta que punto puedo confiar en ellos, o porqué no, de hasta que punto confían en mi.
Dudo que una flor vea dos primaveras, de que un perro no me vaya a morder si le acerco mi mano. Tanta duda se puede confundir con la desconfianza que, en cierto modo puede ser, se mezclan. Dudo muchas veces de hacer lo correcto. A eso se le llama falta de confianza en uno mismo o falta de personalidad, pero que le voy a hacer, la duda constante que tengo es como la vecina del quinto, una pesada de tres pares de narices. Pero aún siendo un incordio, prefiero dudar que saberlo todo, o creer que lo sabes todo. Debe ser terrible no dudar en nada. Quién no duda de nada debe ser un monstruo de lo más arrogante, un palizas en los debates que va a piñón fijo.
Vale, déjame que lo dude un poco, convénceme de lo contrario si quieres, pero por favor, no me juzgues porque dude de todo. Dudo mucho que yo te juzgara a ti por dudar tanto.
Hace unas semanas, zapeando con la caja tonta vi un trozo de la entrevista que le hacían los de la CNN a una periodista. Acaba de sacar un libro donde relata los entresijos de la tele-basura. Es una lástima pero no recuerdo ni el nombre del libro ni el nombre de su autora, pero si que recuerdo lo que contó en la entrevista. Lo que dudo es que haya vuelto a trabajar en el tipo de programas donde se movía desde que sacó su libro. Contaba con todo lujo de detalles como la programación se hacía según los índices de audiencia que pueda tener cada cosa, ¿y qué es lo que dispara los índices audiencia?, pues las desgracias ajenas, los relatos trágicos, el folleteo, lo sucio, lo ordinario, y como eso es lo que funciona, eso es lo que nos dan. Confesaba haber mentido a mucha de la gente que acudía a los platós de televisión para contar sus cosas. Les incitaba ir más allá, a contar lo que no querían o no debían contar. Mienten, juran y perjuran, y mienten más mientras más juran, ejercen de perversos actores cizañeros, todo por la audiencia. Decía que aún sabiendo la gente que lo que ven es horroroso, desagradable, bajo y mezquino, sin embargo lo vemos. Es algo que te deja medio atontado consiguiendo tu atención, y si el atontamiento es general, ahí te quedas, con los ojos como platos, mirando.
Reconozco que aunque me canse y me aburra ya con tanta tele-basura, sigo quedándome a veces como hipnotizado con lo que ven mis ojos. Es entonces cuando pienso en mi atrofio mental y en el de las futuras generaciones. Dame cientos de muertos a la hora de comer, dame dimes y diretes, dame sexo, dame todos los detalles sobre que le dijo la chacha de Carmina al jardinero, dame relatos de maltratos, sean ciertos o no, ¡pero dámelo!. Dámelo cajita tonta de mis amores y mis desvelos, lucecita de mi vida y de mi corazón.
Ajjj!, que vida más perra. ¡Miau!.
La vida e´...como un toro, ¿no?. E´ algo que está en nozotro, tú tiene vida, él tiene vida, nozotro tenemo vida...¿y ello´?. * Nuestra meta es viví largo tiempo, y claro, en el fondo no pretendemo´ viví largo tiempo, pretendemo´ viví a seca´, pretendemo´ viví...si uno intenta viví largo tiempo, el día a día se puede envenená bastante. Pero si uno no intenta cuidarze, tampoco e´ buen plan. No hay que confundí la valentía con la temeridá. *
E´ eza zenzación de tené a un bisho de quinientos kilo´ frente a ti, eza conjunción de planeta´, eze flirteo con la muerte. Y claro, uno llega a hartarze de corré ziempre por el temó de zer corneao por la vida. Un buen día uno decide darze la vuelta e intenta cogé al toro (vida) por los cuerno´. Pero la vida (toro) ze la´ zabe toa´ y te cornea lanzándote a ti y a tu´ delirio´ de grandeza unos cuanto´ metros ma´ allá. Muerde´ er polvo, espeta´ un quejido, y te da por sonreí. No hay nada ma´ desconcertante pa la vida (toro) que reírle sus gracia´. El toro (vida) acabará penzando que una de do´, o ere´ un valiente o ere´ un perfecto gilipollas. Un gilipollas encantador.
* Extracto sacado (y alterado) del Nunca es igual del Alta Suciedad de Calamaro.
El otro día me quedé a ver el programa de Jesús Quintero, (ya no sé si se llama El trotamundos, El vagamundos, Los Ratones coloraos o la madre que los parió). Por lo visto era una especie de refrito de diversas entrevistas que había hecho el Quintero a actores, escritores, freaks en potencia, o toreros. Y en los toreros nos quedamos, aunque el tema sea el típico y tópico de siempre. Ahí estaba Francisco Rivera, (Fran para los amigos), contándole al Quintero los secretos del toreo. Jesús Quintero ya hace rato que le ha soltado varias preguntas de las suyas, con sus correspondientes silencios premeditadamente bohemios. Y le preguntó:
- Fran, ¿qué sientes cuando toreas?. Dijo, o algo así.
Y allí empezó el torero a explayarse. Porque Jesús, no sabes que experiencia más excitante el tener a un toro delante tuyo, esa conexión entre el toro y tú, tú y el toro, esa excitación por saber que le arrebatas tiempo a la muerte...
¿¿Pero de qué coño está hablando??. El toro está ahí, en medio del ruedo, teniendo enfrente a un imitador de Paco Clavel, con sus lucecitas y todo. Está a merced del torero y del público, siempre lo estará. El toro muere en la plaza a manos del torero o en su defecto de sus subalternos, y para más inri, el público rompe a aplaudir si la faena es buena. Pues sí, menuda faena. Si nos ponemos en el pellejo del toro es para echarse a llorar. Te cuidan desde chiquitito, te miman, te dan de comer sabrosos manjares, te sacan a pasear por el campo para jugar con las florecillas silvestres, ¿qué más quieres Baldomero?. Pero nada, como aquí nadie da duros a cuatro pesetas (expresión en vías de extinción), luego pasa lo que pasa. Un día, te sacan de tu pequeño paraíso para llevarte a una plaza de toros con otros pobres ilusos como tú. Te pican para que te cabrees, y patapum, para el matadero, listo para morir antes cientos de ojos expectantes. Eso sí, morirás con todos los honores habidos y por haber. La maté porque era mía, o mío. El caso es que te quiero mucho, pero te mato. ¿Alguien se ha parado a pensar que el disgusto que se lleva el toro con ese repentino cambio debe ser brutal?. ¡Están locos estos romanos!.
Podrán decir que el toro es el animal que goza de mejores cuidados, que si no existiera la Tauromaquia el toro no tendría razón de ser, que sería un simple semental. Dirán que es un arte, que es una costumbre muy arraigada en nuestro folklore, que es una sensación indescriptible. Ya lo creo, por cada pieza deben cobrar un pastón, y de matar matan un montón al cabo del año. Podrán seguir matando todos porque así lo quiere una gran parte de la población, pero por favor, que no nos vendan la moto. Son mercenarios que se venden al mejor postor. Son mercenarios vestidos a lo Paco clavel.
Aunque la letra no tenga nada que ver con el mundo de los toros, si lo tiene el título y el tono. Vaya pues dedicada esta canción de Andrés Calamaro para esos toritos guapos. Ellos nunca podrán elegir si quieren ser o no parte de este circo. Media Verónica.
Hace poco me vi reflejado por el espejo retrovisor del coche. Miraba de reojo al coche de atrás y a la vez a mi mismo. Me escondía detrás de unas gafas de sol, enseñando unos dientes blancos, tan blancos como los de un niño. Mis palas delanteras son relativamente más grandes que el resto de mis incisivos, pero no son ni mucho menos tan grandes como las palas de Dani, un niño que iba a mi clase y que se llevaron en mitad de la EGB. Dani era poseedor de las palas delanteras más grandes que he visto en mi vida. El chico debería tener complejo de Bugs Bunny, era casi imposible que cerrara la boca sin que se asomaran al menos las puntas de aquellos grandiosos incisivos. A menudo me imaginaba a Dani como si fuera un conejo en busca de una zanahoria, olisqueando entre la hierba, mordisqueando los tubérculos semienterrados en la tierra.
He conocido sonrisas amables, espontáneas, sonrisas forzadas, tímidas sonrisas, todas tienen su encanto, bueno, menos las forzadas. No es que quiera hacer un estudio sobre los dientes y las sonrisas, más bien lo estoy mezclando todo, pero creo que al igual que los ojos dicen mucho de uno, las sonrisas pueden decir mucho de las personas, las bocas en general, las comisuras de los labios que delatan ese punto amargo, ese punto de inocencia, ese punto de mala leche, son el reflejo de nuestra personalidad.
Cuando he dormido fuera de casa me he sentido como desprotegido sin mi cepillo de dientes, para mi, aunque se deba cepillar uno varias veces al día los dientes, el mejor momento para cepillarmelos es por la noche. En ocasiones a falta de cepillo en territorio comanche he tenido que usar mi dedo índice como sustituto de mi cepillo habitual, usando una pasta de dientes ajena claro.
Sigo teniendo los dientes blancos como los de un niño, pero eso no quita que se resienta mi columna vertebral cuando abuso de mis ejercicios diarios de contorsionismo. Y lo peor de todo, acabo de levantarme con un catarro de la ostia. Y encima, llueve.
Escuchando el clásico Summertime interpretado por The Zombies. Acabo de unir los cabos sueltos que tenía con este grupo, ¡pero si este grupo es la leche!. Resulta que conozco algunos de sus temas pero no sabía que eran ellos quien los tocaban. Recuerdan a The Animals con ese organillo tan característico. Escuchar She´s not there (la versionó Santana en su día), escuchar Time of the season (esta la conocéis todos, fijo), o sino escuchar Just Out of Reach / Come on Time. Esta gente eran y son jodidamente buenos.
En verano sale a relucir mi faceta Aquaman, necesito beber agua casi tanto como el respirar. A lo largo del día bebo por la mañana, por el mediodía, por la tarde, por la noche, por la madrugada, en las comidas, en el trabajo...todavía no me he parado a contabilizar los litros de agua que bebo al día pero deben ser bastante más que lo que puedan beber de media el resto de la gente.
Conseguir agua y sobre todo fresca en según que sitios y que situaciones puede ser toda una odisea. Sé de un señor mayor que llevaba siempre a su vera una garrafa de legia como botella de agua. Así, cual alguien se le acercaba a preguntarle si tenía agua para un sediento les respondía señalando la garrafa con un desafiante, ahí está . Los sedientos declinaban el ofrecimiento y desaparecían de allí en busca de un poco de oro líquido. Tal vez el motivo de usar tal artimaña para que no le arrebatasen el agua fuera porque hizo la mili en la ya fantasmal Sidi Ifni (recomiendo el enlace).
Tengo innumerables anécdotas que me han pasado por culpa de mi insaciable sensación de sed, pero tampoco voy a ponerme a contarlas todas que sino acabo alargándome con los post, como siempre. Pero si puedo hacer un pequeño homenaje a un utensilio que ya apenas veo y que tanto nos ha caracterizado a los españolitos de a pie; el botijo. Hoy he visto en un patio un montón de botijos de todos los tipos de colores y tamaños alineados en el filo de una baranda. Esa visión me producía unas ganas terribles de beber agua fresca, agua de un botijo. Joder con el invento, ¿alguien de vosotros todavía no probó la maravillosa sensación que produce el beber de un botijo?. Desconozco si el botijo lo inventaron los Españoles, lo que si que sé es que el botijo es algo que ha caracterizado mucho a este país junto a la boina. Esta última ha sufrido una campaña de desprestigio terrible llegando considerar un paleto al que lleva una boina. La boina tiene su utilidad al igual que la sigue teniendo el botijo, y ahora se consideran ambas como piezas de museo. Hablando de museos, echarle un vistazo al museo del botijo, y también ya de paso al este enlace donde hablan sobre el secreto del botijo, que vale, no será tan secreto para otros, pero que joder, la naturaleza es sabia.
Pues eso, hoy lo que me ha llamado la atención han sido esos botijos. El otro día me llamó la atención ver a dos abuelos ir cogidos del brazo marchando a paso marcial, a un buen paso vamos, deslizando sus bastones de izquierda a derecha con una soltura pasmosa. Yo como soy así de curioso y de impertinente me pregunto como se debieron de conocer, si fue él el que se acercó a ella y le dijo alguna frase matadora de estas para entrar a las mozas, algo así como... tu cara me resulta familiar. Coñas aparte, estoy seguro que esa pareja de ciegos se tropezaran menos que yo por la calle, seguro.
No hace mucho, mi amiga y vecina Maite se excusó en su blog con los lectores por no saber exactamente que escribir, como si tuviera la obligación de contarse algo cueste lo que cueste...CRASO ERROR querida vecina. Aquí estamos para pasarlo bien y para contar las cosas cuando creamos que tenemos necesidad de contarlas. Es por eso que para que esta nueva entrevista y no vista quedo con Maite en una cafetería que se encuentra a mitad de camino de su casa a la mía. Fue puntual a la cita, la encuentro cansada, algo agobiada por el bochorno que reina en el Maresme. Tenemos casi todas las mesas de la cafetería para nosotros, elegimos una de las que están pegadas a la cristalera que da a la calle. Mientras me preparo mi imaginario bloc de notas, Maite observa a través de la cristalera como la gente anda con un aire cansino, sufriendo el calor de una veraniega tarde. Nos pedimos unos cafés, luego nos pediremos unos helados para contrarrestar el calor.
- Bueno Maite, ya veo que te encuentro algo apagada, pero sin embargo, ¿te gustaría contar algo interesante en tu blog no?. ¿Qué es lo que les lleva a la gente a abrirse un bitácora?. ¿Tanta necesidad tiene la gente por expresarse en este formato virtual que son los weblogs?
- Necesidad, puede que sea una necesidad, pero tampoco algo imprescindible, yo de pequeña escribía en un diario y me ayudaba a sentirme mejor. Mi marido me dio a conocer este mundo bitacoriano y enseguida me atrajo la idea de hacerme mi propio blog. Me estimuló el hecho de escribir un diario que iba a ser leído por gente desconocida (que ahora ya no es tan desconocida...). Mi familia (me refiero a hermanos, papis, etc...) no saben que tengo un weblog.
- A mi a veces con tanta avalancha de información, me colapso hasta tal punto que hay veces que evito poner la tele, leer los periódicos o hasta obviar los weblogs que se dedican a comentar la más rabiosa actualidad. Pero lo que más me molesta es cuando en las noticias no ponen la ensalada de muertes y atrocidades que ocurren a diario en el mundo. Cadáveres decapitados, torturas filmadas, sanguinarios atentados...Sé que la labor de los periodistas es informarte sobre lo que ocurre en el mundo, mostrarte las cosas que suceden aunque sean imágenes durísimas. Pero..¿no crees que se pasan tres pueblos emitiendo imágenes tan explícitas?.
- Mira David, las noticias me interesan, pero hace unos días estaba yo comiendo sola en casa frente al telediario, y sin avisar los muy desgraciados me plasmaron una escena terrible: en un intercambio de disparos le meten un tiro en la cabeza a un irakí y cae desplomado en el suelo. Y ví como la vida de ese chaval se terminaba en un segundo. Me dejé el plato entero y me puse a llorar de pura rabia por la muerte de aquel chico y por la miseria humana en la que vivimos.
- Seguramente toda esta sin razón, todas estas atrocidades que nos cuentan día a día se verían menguadas si todos tuvieran presentes en sus vidas el amor. All you need is love, decían los Beatles. Digo yo que si Casanova, el gran seductor de todos los tiempos que tuvo una vida sentimental tan movidita, lo que en realidad hizo fue fracasar una y otra vez en sus relaciones con las mujeres. Tal vez fue porque no llegó a encontrar a la mujer que le quitase esas irrefrenables ganas de acostarse con toda jovencita que se le pusiese a tiro. Y digo yo pues, si José María Aznar y Ana Botella llevan tantos años juntos, ¿qué quiere decir eso? ¿qué Ana Botella es el paradigma de la mujer de nuestros días?, o lo que es peor, ¿¿qué Aznar puede ser un gran seductor??.
- Yo aquí no contesto, puagggg...no gasto tiempo hablando de este clon de Hitler....jeje
- Ahora lo último en la publicidad es simplemente eso, anunciar algo mucho pero sin acabar de entender la gente de que va lo que anuncian. Las famosas comunidades orkut por ejemplo, las anunciaban a bombo y platillo, te ofrecían entrar a las comunidades, pero tenía que ser siempre a través de alguien que ya estuviera dentro. Con lo de las cuentas de correo gmail pasa más o menos lo mismo, todo el mundo sabe de alguien que le sobra unas cuentas de gmail que quiere regalar o rifar para sus amigos o conocidos. "El secreto está en el secreto", está en crear la necesidad de querer tener lo que sólo unos pocos afortunados tienen. El Forum de Barcelona no es otra cosa que una gran maquinaria de publicidad, una excusa para potenciar el turismo en la ciudad. Nadie sabe exactamente que hay, sabe que hay muchas actividades, pero poco más. Rockefeller dijo una vez que si tuviera un millón de dolares se gastaría el 99% de su patrimonio en publicitar lo que quiere vender frente al 1% en el que se gastaría en el producto en sí. La gente va al Fòrum como borregos, ¡vamos al Forum!, y allí que se van. (Por cierto, cuando se publique esto habré ido por primera vez al Forum, soy débil, lo sé. ¡¡Beeeeee!!) . ¿Qué opinión te merece esto del Forum y en general las triquiñuelas de la publicidad?.
- El Forum me la sud... (ejem). Solo es una oportunidad para los que han invertido en el montaje. El Forum no es de todos , es una mentira, es un negocio más de los ricos. No me atrae, no me interesa, sí me interesa conocer otras culturas y convivir con ellas, pero no a través de un negocio a nuestra costa para enriquecer aún más a los ricos.
- Ahora una cuestión más fácil. ¿Por qué los perros echan a correr detrás de los coches?.
- De pura envidia, ellos también querrían tener cuatro ruedas en vez de cuatro patas.
- ¿Qué les dirías a las parejas que piensan que si tienen hijos hipotecarían su vida en la educación de sus hijos?. ¿Qué has ganado y qué has perdido con la llegada de tu hija?.
- Si ya piensan eso antes de tenerlos entonces es muy simple: que no los tengan. La pregunta es algo contradictoria David: educar a tu hijo significa dedicar tiempo, paciencia, supone enfados y algún dolor de cabeza, supone muchas cosas para los padres, pero un padre/madre nunca pensará que está hipotecando su vida al hacerlo, al revés, es una satisfacción indescriptible, porque un hijo es como la continuación de uno mismo, educar es un esfuerzo espontáneo dedicado al hijo y al padre mismo. A veces educar es un reto para nosotros mismos, y conseguirlo es como ponernos una medalla, es un logro que merece la pena intentar y conseguir , por el bien del niño y del tuyo propio.
El deseo de tener un hijo debe salir de dentro, del amor por otra persona, yo quise tener a Andrea porque amo a mi marido, y necesitaba ser madre. Parir a mi hija fue increíble, casi te diría como un orgasmo existencial (la epidural hace milagros!). En cambio, el planteamiento de tener un segundo hijo parte desde otra perspectiva: fundamentalmente por darle un hermanito a Andrea. Yo, ahora mismo, estoy de put.. madr.. jajaja, pasar otro embarazo sinceramente me da pereza.
Y pasamos entonces a la segunda pregunta:
Perdido dices? NADA
Ganado? TODO
Y te cambiaré la pregunta, jejeje, es AHORA cuando mi hija me DA tiempo libre, es ahora cuando mi hija me concede más independencia porque ya es más autónoma y va al cole y se viste sola, y come sola...etc...Es ahora cuando disfruto con ella más que nunca porque mantenemos conversaciones y somos cómplices en muchas cosas.
Si llamas perder algo al tenerla al hecho de pasarme un año casi sin saber lo que es dormir más de cuatro horas seguidas, de hincharme a preparar papillas, de darle el pecho durante muchos meses y parecer una vaca lechera andante, de no tener conciencia de tu propio yo porque sólo vives para ella......hombre, eso en realidad no es perder, no lo veo así, es simplemente nuestra convivencia madre-hija durante los primeros meses de conocernos...es ley de vida, y no lo llamo “perder”. Nunca se dirá que es tiempo “perdido” el que dedicas a tu hijo.
Frente a la sociedad si que me he sentido sola al ser madre, no te respetan, no reconocen por lo que estás pasando los primeros meses, tú y tu carrito sois un estorbo por la calle...etc...
- ¿Qué es lo que te saca de quicio?
- Ser injusto con los niños, abusar de su inocencia para manipularlos y aprovecharse de ellos.
Que los maltraten físicamente y psicológicamente.
Que usen la educación como arma para beneficio propio.
La violencia en general, el hacer daño a otra persona, la capacidad que tenemos para hacer sufrir a otro, eso es lo que más me avergüenza de mi condición humana.
Que me tomen el pelo y se aprovechen de mi ingenuidad, porque mira que lo soy un ratillo...
- Una pregunta típica y tópica pero que nunca está de más preguntar. Dime un viaje que te apeteciese hacer.
- Si es al extranjero: por supuesto la India, el Tibet, ....mezclarme entre su gente, entre su piel morena y su ropa de colores chillones. No descarto que en algún año de mi vida, sola o acompañada, con 40 o 50 años me escape allá ....
- Otra típica, ¿cual fue la película que más miedo te ha dado?.
- Miedo de cuando ya soy mayor.....pues.....La bruja de Blair (no se como se escribe...). Te juro que pasé miedo de ese que sientes como cuando ves una peli de pequeña y lo pasas francamente mal. La segunda parte no la he visto, casi preferiría ver otra vez la primera.
- ¿Me dejas probar tu helado?.
- A ti si, aunque a lo mejor no te gustan mis sabores (fresa y chocolate), también me encanta la estracciatela y el limón, por ejemplo. Pero con una pequeña condición, déjame probar a mí el tuyo.
- Bueno, acabémonos los helados que esta entrevista y no vista se está acabando ya. Al principio me he enrollado con los temas para luego acabar con preguntas intrascendentes, pero que se le va a hacer, me gusta ser intrascendente. Espero que te haya entretenido la charla. Ah sí, sabía yo que tenía otra pregunta que hacerte. ¿Para cuando esos discos de Dusminguet y del Kiko?. Lo digo para renovarlos por otros, como los envases. ;-)
- Aquí los tengo en casa, jeje....los quieres?, pues ven a buscarlos!!, jajajajaja, pero que chula soy por dios!. No me hagas caso, era una broma. Cuando quieras te los paso, una tarde cuando salgas de currar me llamas y quedamos, ok?.
Nota del cutre entrevistador: La solución del por qué los perros persiguen a los coches es bien sencilla. Porque tienen gato. Y rectifico lo de mi visita al Forum, no lo he visitado al final, eso sí, he pasado por delante de sus narices diciéndole adiós con la manita. Total, dormiré igual.
Estimado señor Tamariz, le escribo porque ha sucedido lo que me suponía que iba a pasar, me ha sido imposible ir a verle al Teatro Villarroel. ¿Puedo tratarte de tú?, supongo que sí, siempre lo haces con nosotros, algo que siempre se agradece. Pues bien Juan, resulta que el pasado jueves día 17, al poco de enterarnos que llevabas ya unos días en Barcelona representando Magia Potagia , uno de tus espectáculos más exitosos, dije yo, ¿por qué no vamos a ver al rey del ¡Chan ta ta chan!, al rey de la cartomagia, del abracadabra pata de cabra?, llamamos raudos y veloces al telentrada y nos cuentan que tenían todas las localidades vendidas para las próximos cuatro últimas funciones. El alma se nos cayó al suelo. La última vez que me pasó algo parecido fue con Faemino y Cansado, sabía que tenían un público fiel, pero no tanto. Tenían vendidas todas las localidades con muchos días de antelación, me quedé compuesto y sin espectáculo. Aunque no sé de que me extraño, vuestros espectáculos son precisamente eso, todo un espectáculo.
Aún recuerdo algunas actuaciones en la tele, recuerdo una en especial donde sacastes a un hombre de entre el público para que fuera tu ayudante, ayudante o aprendiz de mago, da lo mismo. Se llamaba Willy, si si, como el amigo de la abeja maya. Lo que me llegué a reír con vosotros. Recuerdo que le explicabas a Willy que para ser un buen mago tenía que saber como colocarse en el escenario, le dijistes que hiciera lo que hiciera siempre tuviera una pierna más avanzada que la otra, recordándoselo cada vez que se olvidaba del consejo con un grito desaforado ¡¡laaaaa pieeeeerna Willy!!. Y los dos dabais un paso adelante levantando la pierna, como los caballos jerezanos, con garbo y salero. Los trucos se sucedían, las tijeras caprichosas, las cartas voladoras, los pañuelos camaleónicos, todo os salía, y además de magia nos reíamos a carcajadadas con tus ocurrencias, reírse y ilusionarse al mismo tiempo, mágica medicina. Recuerdo también que bromeabas con tu físico, le dijistes una vez a una chica del público que sino le impresionaban sus trucos, ella no le dijo nada, simplemente sonreía, te quitastes las gafas y le hicistes un gañota para ver si tú mismo le impresionabas más que tus trucos. Lo dabas todo por sorprender, por hacer reír, por que todos pasaran una noche agradable.
Contastes una vez que tu primera actuación frente al público siendo un niño fue algo accidentada, no te dejaron acabar tu número. Estabas haciendo no sé que juego de manos, fingistes la falsa pifiada en el truco y antes de que te dejaran acabar el número triunfalmente demostrando tus dotes de ilusionista te aplaudieron todos y te animaron porque creyeron que te había salido mal el truco. No te dieron tiempo a acabar el truco, pero se rieron mucho. Ese fue el comienzo de todo.
Dice Jorge Blass, el chico mago que ahora sale por la tele haciendo trucos de magia, que es más difícil impresionar a los niños que a los adultos en esto del ilusionismo. Dice que los niños ven la magia como algo normal en sus vidas, por lo tanto si ven a un mago haciendo magia simplemente no se sorprenden tanto que un adulto cuando ve un espectáculo de magia y acaba impresionado por cosas que van contra la lógica, por el efecto ilusionista en el que se han visto envueltos. Jorge Blass fue uno de los alumnos destacados que pasaron por la Escuela de magia de Ana Tamariz, tu hija, que por cierto, es muy guapa. Que tú padre sea uno de los mejores magos del mundo debe ser algo alucinante, un padre que te encandila a su hija entre chisteras, cartas y todo lo que se refiere al mundo de la magia. No me avergüenzo si te digo que tú eres uno de mis héroes. Algunos dicen que los héroes no sirven para nada, que no creen en héroes, yo si creo en ellos. No tienes porque ser una calco de tus héroes, tampoco tienes que hacer caso de todo lo que dicen o hacen, es mucho más sencillo que todo eso, es simplemente una referencia, una forma de ser que te gustaría de alguna manera mezclarlas en tú día a día. Hablando de héroes, tengo un amigo que se pirra por llevarte a su barrio, creo que haríais buenas migas, es impredecible, creativo y sobre todo, cree en la magia. Realmente cree que la magia vive entre nosotros. ¿ No podrías acercarte un día de estos por su barrio?.
Me he enterado también que una de tus ilusiones sería dirigir una película. Curioso sueño. Llevas ya muchos años dirigiendo una gran película donde nosotros somos los actores, siendo muchas veces los protagonistas de tus trucos. Tú ya eres un gran director, un gran ilusionista en los efectos especiales, eres el artífice de la música de un violín imaginario. Sólo te pido que vuelvas pronto por la ciudad condal con otro de tus espectáculos. Yo también quiero salir en tú mágica película.
Hasta pronto.
Hoy mientras escucho el Take five de Brubeck, me siento como el hamster que no para de corretear en la rueda de su jaula sin lograr avanzar ni un solo paso. Como Clint Eastwood dando esos interminables paseos en el patio de la fuga de Alcatraz. Miro a la izquierda y veo el mismo parque de siempre, el que me veía hace años ir a clases de mecanografía, miro a mi derecha y veo una botella de cerveza made in Frankfurt am main, una de esas de cebada. A primera vista todo sigue igual, todo está tal y como lo dejé. Pero no, todo cambia, al igual que Nueva Amsterdam pasó a llamarse Nueva York o las "fregonetas" pasaron a llamarse "monosvolumens". La flecha más mortífera acaba convirtiéndose en una espinita casi, casi imperceptible. Los besos más apasionados junto a esos “ te quiero” pasan a ser un simple beso y un “no cambies nunca”.
Esas declaraciones desesperadas como el “quisiera ser tu abrigo pa andar contigo”, ese dime A, ese dime B. Ese vuelco al corazón, esa salivita tiene que ser mía, ese siempre contigo. Palabras que se las lleva el viento. Y así es como uno se encuentra paseando por las noches de luna llena cual jinete sin cabeza como en la leyenda de Sleepy Hollow, dejando la cabeza a un lado, haciendo y deshaciendo sin sentido alguno. Mi cabeza la dejo reposar los domingos, así, mientras mi cuerpo frega los platos, barre la cocina y ordena los cacharros, mi cabeza hace de las suyas y se entretiene a divagar frente a la pantallita.
Leí no hace mucho en un comentario que le hacían a Trapo ( y dale con trapo), donde le hacían una chica decía que encontraba la vida vacía porque se acababa, que era absurda. Como decían los Dusminguet en El sopetón, “Cambia la vida por ser vida” , así de simple.
El sopetón - Dusminguet
Volará más hierro que plumas en el cielo
como cambió tu deseo, cambiarán las langostas
cambiarán fronteras como campos de batalla
creyéndose un muro se convirtió en la playa
Y el agua es café y petróleo
y la música cambia el dolor
cambia que cambia la vida por ser vida
yo contigo me dejo morir un poco
Oh, mon petit amour
tu est mon trésor
Oh, mon petit amour
Ay, cariño algo cambiará
en nuestro mundo
pero yo quiero estar contigo
Mi corazón, de sopetón
el sopetón de mi corazón
En la galaxia “El ruido” se mueve el silencio
nunca estará quieto el cielo mientras cambian mis manos
cambiaron los campos por pisos
y con la luna tu vientre cambia de parecer
Y el agua es café y petróleo...
¡Zape!. Así es como ahuyentaba mi abuela a los gatos que se acercaban al patio de su casa. En los pueblos los gatos saltan por entre los tejados buscando la mejor guarida para criar. El cuarto donde hacía el picón mi abuela era un lugar idóneo para que las gatas parieran, de ahí a que mi abuela ahuyentara a menudo a las gatas al grito de zape.
Sé de un par de niños que jugando en el balcón de su casa con su gato, en uno de los forcejeos se les escapó el gato cayendo así desde una tercera planta. Los niños se asomaron aterrorizados a la calle pudiendo comprobar una vez más que los gatos siempre caen a cuatro patas. El título de aquella escena podría haberse llamado, Murieron con las patas puestas . Pero no, no preocuparse por el gato, supongo que debió gastar una de sus siete vidas, pero sobrevivió. Al recuperarse del impacto actuó sabiamente, salió por patas de allí.
El primer gato que tuve no fue un gato, sino una gata, una siamesa que recogimos de la calles del pueblo. Nunca habíamos tenido una mascota en mi familia, Remi, que era así como se llamaba, se empeñó en querer dormir en la habitación donde dormíamos mis hermanos y yo. Yo tenía cierto reparo a que la gata se quedase a dormir con nosotros sabiendo lo afiladas que tienen las uñas estos bichos, de lo imprevisibles que pueden llegar a ser. Aquella noche mientras me dislocaba el cuello por culpa de una altísima almohada y me ahogaba de calor con tanta manta ya se sabe lo que pasa con las abuelas, no quieren que sus nietos cojan frío de ninguna de las maneras- empecé a oír un extraño ronroneo que emitía la gata. Por aquel entonces ignoraba que aquello era señal de que estaba a gusto con nosotros, sino que creía que era una especie de alerta, del preludio de un ataque gatuno. Fui incapaz de pegar ojo en muchas horas, empecé a pensar en lo que me podía pasar si caía en brazos de Morfeo. Seguramente se subiría a mi cama, me desarroparía agarrando la manta con una de sus afiladas zarpas, me miraría con sus ojos felinos durante unos instantes para luego dejarme hecho un cristo usándome como cojín para afilar las uñas. Dios, que mala noche pasé.
Pasó el tiempo y Remi se fue haciendo a la familia, o fuimos nosotros los que nos hicimos a ella, no sé, siempre fue todo un tira y afloja. La condenada se escondía detrás de los sofás, los arañaba, se subía en lo alto de las cortinas, hasta se subía encima de nosotros cuando comíamos nuestro pan con chocolate de todas las tardes. Me cagaba en toda su estampa, pero que le íbamos a hacer, era tan bonita...
Un verano nos la llevamos de camping a Bàscara (Girona). Acampábamos al lado del río Fluviá en las tierras de no se qué marqués que nos daba permiso si luego lo quedábamos todo limpio. ¿Habéis visto alguna vez a un gato con una correa?, yo tampoco hasta que nos llevamos a la gata a Bàscara. Todo fuera porque no se escapase y se nos perdiese por ahí, se la comiera un lobo como postres después de comerse a caperucita o qué se yo, mil y una cosas podían pasar. Hasta que pasó. En una de las veces que la dejamos a su bola se nos escapó y se perdió por el bosque. Aquella noche mientras todos la buscaban yo miraba a las estrellas dándola ya por perdida. En eso que veo pasar una estrella fugaz, eso que casi nunca podemos ver en las ciudades, y recordé aquello que dicen que si las ves y deseas algo con mucha fuerza se cumple tu deseo. Y yo como un panoli voy y lo hago, y vaya si se cumplió, al cuarto de hora encontraron a la gata en unos zarzales. Al cabo de un tiempo tuvimos que devolverla al pueblo, se la quedó un familiar de una tía mía, y no volví a saber más de ella. La muy puta, perdón, puta es algo muy gordo, tirando a ordinario, la muy prostiputa era rencorosa, se vengaba de nosotros cuando la reñíamos porque había hecho algo malo. Luego como ya conté no hace mucho llegó Ringo, el gato peluche. Le llamábamos así porque se dejaba acariciar siempre, no era nada arisco, era independiente como todos los gatos, pero también le gustaba la compañía de los suyos. Esa manía que tienen los gatos de rozar su cabeza por tus tobillos como pidiendo que le hagas caso, como si quisieran decir con eso algo así como ¿para cuando el desayuno?. Todos los gatos hacen el mismo ritual. Pero hablando de todos los gatos y de rituales, para ritual gatuno el que me encontré un día yendo en bici.
Hace unos años, cuando mi afición a la mountain bike estaba en su máximo apogeo, me encontré con una escena dantesca en uno de esos paseos. Ocurrió en una de las playas de Montgat (a escasos kilómetros de Barcelona). Decenas de gatos se arremolinaban en aquel inhóspito lugar. Cuando me quise dar cuenta de donde estaba me vi rodeado de gatos, me di cuenta de que no había nadie aparte de aquellos gatos y yo en aquella playa. En un intento por contarlos a todos creo que llegué a contar hasta sesenta gatos, pero es que cada vez aparecían más y más. Había un par que tenían el tamaño más propio de un perro, eran espantosamente grandes. Los había blancos, negros, rubios, de manchitas, grises a rayas, de todos los colores y tamaños. Había uno que estaba tuerto, su ojo malo se perdía mirando a la nada y el otro me miraba desafiante. En aquel momento me acordé de Remi y de lo que creí que me iba a hacer aquella noche en casa de mi abuela. Si a esos gatos se les hubiera ido la olla en aquel momento, no quedaría de mi ni las raspas del pescaíto frito montado en bicicleta que era para ellos. Sin hacer movimientos bruscos di media vuelta y empecé a pedalear. Mientras pedaleaba miré de reojo a aquella congregación de gatos, como si se tratase de una escena propia de Los pájaros, el clásico de Hitchcock. Curiosamente Montgat traducido al castellano quiere decir Montegato. ¿Casualidad?.
pd. Premio concedido, trapo.
Esta tarde he tenido que patearme la ciudad de punta a punta, para cabezón yo, que uno tiene su orgullo. En mi caminar -que ha sido un rato largo- me acordé de una anécdota que cuenta Michael Caine en su autobiografía.
Se encontraba en Marruecos rodando El hombre que pudo reinar junto a Sean Connery. En eso que de camino al rodaje con un jeep pasaron por delante de un anciano que cargaba un manojo de leña. Caine y Connery se miraron buscando un gesto de aprobación mutuo para hacerle un lado al viejo en el jeep. La sorpresa de los dos actores fue mayúscula al declinar el viejo la oferta de los extranjeros. Les explicó que llevaba cuarenta años haciendo el mismo camino hasta llegar al mercado del pueblo donde vendería la leña. Que en su camino se iba encontrando a otros transeúntes del desierto que hacen como él el mismo camino, viejos compañeros de viaje que había ido conociendo a lo largo de los años. Los actores le dijeron que en el jeep tardaría poco más de dos horas, pero no, el viejo no tenía ninguna prisa por llegar antes, quería disfrutar del viaje, no quería ir contra el tiempo sino con el tiempo.
Esta tarde estaba mal humorado, un mal humor que se fue esfumando a medida que iba caminando, haciendo eses donde me llevan los pieses , como dice la nueva canción de Paco Ortega.